‘Los años Sputnik’, el mejor Baru

Construida sobre los delicados hombros de esos absolutos protagonistas del relato que son los niños, ‘Los años Sputnik‘ es, probablemente, la más sólida obra de cuantas hemos podido leer hasta ahora de Baru (Hervé Barulea), autor francés de inmenso talento que ya nos había dejado muestras sobradas de su genial hacer en viñetas con títulos como ‘La autopista del sol‘, ‘Rabioso‘ o ‘¡A todo volumen, Bruno!‘ y que aquí nos acerca a la vida en un pequeño pueblo del norte de Francia a finales de los años cincuenta.

Los juegos de los chavales, el fútbol, las peleas entre bandas enemigas, los territorios de cada una de ellas, los primeros amores, las insoportables clases, las madres, los padres, los profesores…todos estos elementos conforman el telón de fondo sobre el que Baru va construyendo un fresco que funciona, y de qué manera, en dos niveles bien diferenciados.

De un lado tenemos las aventuras y juegos de los niños, del otro, la realidad social que les rodea y que el autor va filtrando de forma sutil entre los recovecos de las viñetas, dejando que el ambiente en el que los gritos de los chavales y sus correrías son protagonista principal, se impregne de un regusto amargo en el que motivos de tan rabiosa actualidad como la inmigración o los derechos de los trabajadores subyacen latentes eclosionando de cuando en cuando, momentos clave en los que el lector se asoma a las verdaderas intenciones del artista.

Con su trazo sencillo y brillante narrativa, Baru otorga a todos sus personajes, desde el más importante al menos relevante, la suficiente voz como para que, de un modo u otro, el lector se pueda identificar con ellos, siendo en este sentido Igor, hilo conductor de todo el relato el que, traspasando de forma constante la cuarta pared, más hondo recala en el interés de los que estamos al otro lado de la página, logrando que suframos de forma directa las muchas vicisitudes por las que su creador le hace pasar. Esa, y no otra de las muchas que alberga, es la mayor virtud de ‘Los años Sputnik’: poder atravesar la fría superficie del papel para llegar al lector de forma directa con una historia cálida y de carácter universal que atrapa desde la primera a la última página.