‘Liguepedia’, humor a trazos

¿Cuáles son las opciones que puedes manejar en el mundo del cómic si tienes talento para hacer reír, para contar historias en pequeñas píldoras y para sacarle punta a cualquier situación cotidiana…pero no tienes ni pajolera idea de cómo dibujar? Una, muy evidente, es abandonar toda esperanza de hacer de tus ansias tebeísticas una profesión e intentar dedicarte a aquello para lo que sea que hayas cursado estudios universitarios. Dos, a muy largo plazo, es empezar a formarte en alguna escuela como artista gráfico y aguardar paciente a que tus talentos se encuentren algo más equilibrados. Tres, liarte la manta a la cabeza, hacer tuyo el mantra «¿quién dijo miedo?» y tirarte de cabeza a la piscina creando una página web en la que llegar a publicar más de mil —la cosa va ya por 1193, para ser exactos— tiras cómicas en las que reflexionar, siempre con el humor por bandera, sobre lo que te apetezca. Y esta última opción, claro está, es de la que echó mano hace ya la friolera de tres lustros el barcelonés Xavier Àgueda.

Desde entonces, la página listocomics.com ha venido recogiendo unos breves inicios en los que los personajes de Àgueda estuvieron en manos de dibujantes algo más diestros que él, y el grueso de una producción basada en diálogos desternillantes, ideas descacharrantes y tremendamente locuaces y una notoria incapacidad para dibujar algo más que unas cabezas flotantes definidas con tres óvalos —uno para la cabeza en sí, dos para los ojos— y dos trazos más. ¿Importa? Hombre, mentiríamos como bellacos si afirmáramos que no, que el talento para hacer arrancar risas del artista catalán es de tal categoría que importa un rábano lo mal que éste dibujada la tira de turno; pero lo cierto es que, cuando llevas un rato leyendo el volumen publicado por Fandogamia, y te acostumbras al minimalismo gráfico de Àgueda, te empieza a dar igual la forma por lo genial de un fondo que, con el sexo y las relaciones de pareja como constante más recurrente, no le hace ascos a otras cotidianidades con las que, en no pocas ocasiones, sacar los colores al lector. La franqueza con la que se logra que nos miremos en el simple pero agudo espejo que son las viñetas de ‘Liguepedia’ termina por convertir a este volumen en un ejercicio de lectura más que recomendable. Y si no lo hacen por ser un poco más conscientes de sus propias miserias, háganlo al menos por las risas, que están más que aseguradas.