Sí, podría comenzar esta reseña hablando de cómo Scott Snyder ha logrado, mediante el tremendo arco argumental que comienza en ‘Metal‘ y termina en ‘Death Metal‘ un hito como hace mucho que no veíamos en el Universo DC. Sí, podría haber arrancado dejando indicaciones de cómo ‘Liga de la Justicia‘ —cuyo primer volumen traemos hoy a vuestra atención— sirve de soberbio pegamento entre ambos extremos. Sí, hubiera entrado dentro de lo posible que mi atención inicial se hubiera cebado en alabar lo que DC lleva construyendo con firmes cimientos desde que el ‘Rebirth‘ hiciera su trabajo en contraposición a aquello que, mes a mes, seguimos contemplando en una Marvel que no levanta cabeza. Podría haber empezado por cualquiera de esos derroteros, pero hoy me apetece hablar de Jorge Jiménez. Y es que no sé si colegiréis conmigo o no, pero lo fulgurante de la trayectoria del granadino es de esas tan dignas de admirar como de envidiar, y desde sus primeros trabajos hasta su actual posición de mega-estrella como titular de ‘Batman‘, nuestro compatriota no ha hecho más que crecer en todos los campos que conforman esta disciplina y, a día de hoy, pocos hay a uno y otro lado del Atlántico que puedan medir la espectacularidad de sus formas bajo el mismo rasero que el de Jiménez.
Estilizado, dinámico y de una solidez a prueba de bombas, el trazo de Jiménez bebe de muchas fuentes para dar con algo que es completamente único. Crisol de influencias que van de uno a otro extremo del mundillo —caben rastrearse en su forma de ver y entender el cómic de superhéroes lecciones que empiezan en Estados Unidos, atraviesan Europa y llegan a Japón—, la inusitada fuerza con la que Jiménez plantea sus páginas, que él mismo entinta en un detalle que sirve para aumentar, qué duda cabe, nuestra admiración por él, es patente ya en sus tempranos trabajos, pero no será hasta su entrada en ‘Super Sons‘, la muy estimable cabecera de Peter J. Tomasi que unía a Jon Kent con Damian Wayne, que comenzará la escalada de calidad a pasos agigantados cuya siguiente parada será una ‘Liga de la Justicia’ a la que ya llega, como suele decirse en lenguaje coloquial, «sobradísimo». Es más, es que ni admirando como desde aquí admiramos a Jim Cheung, a Doug Mankhe o a nuestro Mikel Janín —del que ya hablaremos en otra ocasión, que también es digno de loa cómo ha sabido asentarse en el entramado «DCero»—, pueden sus páginas estar a la altura del compás que marca Jiménez en un volumen que, como decíamos, sirve a Scott Snyder para comenzar a construir el puente que lleva desde ‘Metal’ a esa grandilocuente y épica conclusión de su proyecto para DC que ha sido ‘Death Metal’.
‘Liga de la Justicia 1. La totalidad’ no es por tanto, aunque lo engañoso de su número así pudiera indicarlo, un volumen que pueda ser disfrutado desde la más plena ignorancia de lo que ha acontecido antes de él. Es más, resulta de todo punto necesario haber dado cuenta tanto de ‘Metal’ como de esa ‘Sin Justicia‘ que comentábamos por estas mismas líneas a comienzos de año: sólo bajo la amplia perspectiva que dibujan ambos proyectos puede entenderse a la perfección lo que Snyder plantea en estos compases iniciales de su ‘Liga de la Justicia’. Unos compases que enfrentan a los miembros de la agrupación superhéroica con las antítesis reunidas por Lex Luthor, que ve el regreso del Batman que Ríe; que sigue jugando, como pasara con sus predecesoras, con una escala que siempre mira hacia lo cósmico y que deja al lector atónito a cada nuevo batir de páginas gracias a lo contundente y muy fértil de la imaginación del guionista. Bueno, gracias a eso e, insistimos, a que Jiménez, Cheung, Mankhe y Janin se dejan la piel en que sus planchas estén a la altura de las circunstancias y logren capturar hasta la última micra de una épica que, ya os advertimos, no hace sino crecer desde aquí a lo que terminará explotando en ‘Death Metal’.
Liga de la Justicia 1. La totalidad
- Autores: Scott Snyder, Jorge Jiménez et al.
- Editorial: ECC Ediciones
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 224 páginas
- Precio: 24 euros