Con diez álbumes a sus espaldas que esperamos ver reeditados poco a poco en el mismo formato en el que Norma ha publicado este ‘Las murallas de Samaris’ —diez álbumes a los que habría que sumar los libros asociados que han servido a los autores para adentrarse aún más en el particular mundo que describen—, que ‘Las ciudades oscuras’ es una de las obras más fascinantes que ha producido el cómic francobelga es una de esas afirmaciones que, a mi entender, son de todo punto innecesarias pero que, al mismo tiempo, nunca están de más sobre todo si se trata, ya de refrescar las memorias de quiénes han olvidado dicha aseveración, ya de los que nunca se han acercado a las historias escritas con pulso maestro por Benoît Peeters y dibujadas con una capacidad inagotable para el asombro y la maravilla por ese artista con mayúsculas que es François Schuiten.
De hecho, es mi yo arquitecto el que primero debe hablar aquí acerca de lo que la vertiente visual de ‘Las ciudades oscuras’ en términos generales y ‘Las murallas de Samaris’ en particular es capaz de ofrecer al observador avezado. Como arquitecto, decía, servidor sabe apreciar la dificultad y el tiempo que entrañan la creación de arquitecturas y las perspectivas que a ellas quedan asociadas, una dificultad que en las primeras páginas de este libro queda elevada a la enésima potencia por mor de unas viñetas en las que Schuiten da auténticas lecciones de diseño con unos edificios que fusionan barroquismo y art nouveau en un estilo tan imposible como alucinante. Protagonista silente de la historia de Franz, ese joven que es enviado a la misteriosa ciudad de Samaris, la arquitectura termina jugando un papel fundamental en el desarrollo de lo que acaece en un entorno mutable que termina conformándose como trampa casi mortal para el protagonista.
Haciendo gala de una capacidad narrativa espléndida, Schuiten transforma las indicaciones de guión de Peeters en unas planchas que atrapan al lector de forma irremisible. Un logro éste al que, por supuesto, no es ajeno el trabajo del guionista: siguiendo un esqueleto argumental que con pequeñas variaciones iremos viendo a lo largo de todo lo que ambos artistas han ido produciendo para ‘Las ciudades oscuras’ en las últimas tres décadas, el viaje tanto externo como interno del protagonista, la presencia de una mujer de la que termina enamorándose y la relevancia suma del entorno físico donde se van desplegando los relatos son las breves constantes con las que Peeters juega de forma soberbia para, como decía, atrapar al lector y llevarlo de la mano a la misma trampa que, en el caso de ‘Las murallas de Samaris’, se encuentra el personaje central.
Como sucediera con la lectura de ‘Las ciudades invisibles’ de Italo Calvino —un libro al que la memoria no paraba de remitir durante la lectura de este álbum— Peeters y Schuiten reflejan en su creación mediante el uso de la metáfora el papel fundamental de aquello que habitamos en el desarrollo de nuestras existencias. Una metáfora que aquí adquiere tintes de auténtico horror y que, como pasa con toda obra maestra que se precie, no sólo no ha perdido vigor con el paso de los años, sino que ha ganado en potencia, resultando el mensaje que en última instancia se puede destilar de éstas páginas tan válido y actual como lo fuera hace treinta años. De efusivo aplauso es pues la recuperación por parte de Norma de esta edición «remasterizada» que, completada por páginas inéditas de otro relato, devuelve al primer plano de la actualidad tebeística una obra que da un nuevo matiz al epíteto imprescindible.
las ciudades oscuras 1. Las murallas de Samaris
- Autores: Benoît Peeters y François Schuiten
- Editorial: Norma
- Encuadernación: Rústica con solapas
- Páginas: 112 páginas
- Precio: 23,75 euros en