Si bien la primera vez que vio la luz en nuestro país fue a través de uno de los números de la colección Pandora de Norma, no sería hasta 2003 de la mano de Devir que los lectores españoles podríamos disfrutar de los ocho volúmenes que conforman ‘Lanfeust de Troy’, una historia de fantasía, aventuras y un sentido del humor descacharrante que, escrita por Christophe Arleston y dibujada por Didier Tarquin se colocaba rauda como una de mis favoritas del género —si no mi favorita—, y ahí sigue hoy, incólume, después de los once años que han pasado desde que se publicara su última entrega.
Desconocedor por completo del tremendo éxito que la serie había cosechado al otro lado de los Pirineos, el azar —el azar y una luna de miel— quiso que al año siguiente, en septiembre, servidor fuera de viaje a París: primera visita que hacía a la ciudad de la luz, fue desembarcar en el hotel, soltar las maletas y pillar el metro más cercano para ir al barrio latino, lugar de peregrinaje obligado para todos aquellos amantes del tebeo europeo por las cuatro tiendas que allí se encuentran en la confluencia del Boulevard de Saint-Germain con la Rue Saint-Jacques. De las cuatro, dos pertenecen a la cadena francesa Album: una dedicada al cómic estadounidense, la otra, un templo a mayor gloria de la BD francobelga en el que, nada más entrar, mis ojos fueron a parar a un rincón en el que los títulos de Lanfeust se habían reproducido como conejos.
Allí, expuestos para salivar hasta decir basta, estaban los ocho álbumes de ‘Lanfeust de Troy’ en diversas ediciones y, para mi sorpresa y desesperación —mis conocimientos de francés son los justos para poder defenderme—, su continuación y los diversos spin-off que hasta entonces había publicado Soleil. Volviendo a España con las manos vacías, en los diez años que han transcurrido desde aquél día, y cada vez que he tenido ocasión, he rogado porque alguna editorial tuviera a bien retomar la edición en castellano de tan insigne obra. Y hete aquí que, después de habernos traído tres de los títulos derivados del universo de Troy, y después de que la esperanza se abriera con un mensaje que Carles Miralles me hacía llegar comentándome el pasado mes de julio que ya obraba en manos de Soleil la oferta correspondiente por parte de Yermo para que ‘Lanfeust de las estrellas’ viera la luz en España, nos llegaba en diciembre el primer integral de tan esperadísimo título.
A la luz de la lectura, he de admitir —aunque sea a regañadientes por lo mucho que se ha hecho esperar— que todos los meses transcurridos aguardando que alguien se dignara a traernos esta genial aventura, han valido la pena. Porque si brillante e hilarante a partes iguales eran las páginas de ‘Lanfeust de Troy’, otro tanto podemos encontrar en las de ‘Lanfeust de las estrellas’, importando muy poco que dicha cualidad la busquemos en los guiones de Arleston o pretendamos hallarla en las planchas de Tarquin. La sinergia que los dos artistas arrastran después de su colaboración en las páginas de la primera saga es de tal calibre que resulta complicado distinguir donde termina el trabajo de uno —el guionista— y empieza el del otro —el del dibujante—.
De Arleston hemos hablado en los últimos tiempos por estas líneas alabando su impresionante imaginación tanto en los citados álbumes del universo de Troy como, por supuesto, en ese entretenidísimo proyecto llamado ‘Ekhö’ del que, junto al maravilloso dibujo de Alessandro Barbucci, nos han llegado hasta la fecha sus tres primeras entregas —perdón, cuatro, que anteayer salió el volumen que tiene lugar en Barcelona—. Su capacidad para inventar mundos fantásticos, criaturas aún más fantásticas y la forma que tiene en mezclar ambas con un humor que llega sin trabas al lector es lo que hace que esta continuación directa de ‘Lanfeust de Troy’ se sitúe al mismo nivel que su predecesora: llevándose al héroe, como bien indica el título, fuera de su planeta natal y presentando, obviamente, a nuevos personajes que acompañen al protagonista, a Cixi, a Hebus —lo del troll, como siempre, no tiene nombre— y a Thanos, las aventuras que Arleston traza aquí son de esas que, toda vez se empiezan, no se pueden dejar.
Y, por supuesto, tan responsable es el guionista del «enganche» que provoca la lectura en el que la hace, como lo es un Tarquin que sigue dando respuesta precisa a todas las «alocadas» exigencias que se le van ocurriendo al escritor en cuanto a planetas imposibles, razas imposibles, naves imposibles o artefactos imposibles. Haciendo reales todas esas imposibilidades, el dibujante se deja la piel en cada plancha de cada álbum de los cuatro que aquí se recogen; primera mitad de la saga «de las estrellas» que, finalizada en 2008, continúa en ‘La odisea de Lanfeust’, de la que hasta ahora han aparecido en el país vecino siete de los ocho volúmenes que la conformarán. Unos volúmenes que no hacen sino confirmar la espléndida salud del personaje y que, esperemos, no supongan el fin del mejor cómic de fantasía que se publica, hoy por hoy, en el vasto mundo editorial de la Bande Desineé.
Lanfeust de las estrellas volumen 1
- Autores: Christophe Arleston y Didier Tarquin
- Editorial: Yermo ediciones
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 200 páginas
- Precio: 38 euros en