Creo necesario arrancar esta entrada sobre ‘Lakota’, el álbum que Ponent Mon publicaba el pasado mes de mayo y que, esperemos, sea el primero de muchos con el nombre de Serpieri en la portada, no refiriéndome al artista italiano —ya lo haré más abajo—, a la espléndida edición de la editorial española o al material que incluye, sino al soberbio texto introductorio que se marca José E. Martínez, el editor y traductor del tomo que hoy nos ocupa: en él, y a lo largo de cinco páginas a dos columnas, Martínez analiza, en primera instancia, todo el contexto histórico que rodea a la historia a la que Raffaele Ambrosio y Paolo Eleuteri Serpieri se acercaron en los siete relatos que conforman ‘Lakota’, ofreciendo una aproximación concienzuda a la par que breve de las muchas circunstancias que confluyeron en la aniquilación del pueblo amerindio.
Finalizada dicha exposición, sus miras se vuelven hacia la figura de Serpieri, trazando el escritor un preciso perfil del veneciano creador de la voluptuosa y lasciva Druuna y describiendo con suma elocuencia el portentoso estilo gráfico de un artista que ha conocido muy pocos iguales a lo largo de las cuatro décadas que lleva en activo. Cuarenta y tres años que han dado para mucho y que, ya en las tempranas muestras que ofrecen las páginas de ‘Lakota’ —las planchas más tempranas son de 1978, tres años después de que Serpieri se inmiscuyera por primera vez en el mundillo—, confirman que lo del italiano ha sido descomunal, siempre.
Como bien apunta Martínez, si hubiera que dar una idea —si es que la portada y la página que tenéis arriba no son suficiente escaparate— de por qué derroteros se mueve el estilo de dibujo de Serpieri, la comparación más obvia sería apuntar hacia nuestro Antonio Hernández Palacios: la profusión del pequeños trazos que ambos artistas utilizan para conferir volumen a sus planchas, la naturalidad que exudan las mismas y el hiperrealismo que alcanzan en ciertos instantes son constantes compartidas por dos nombres que, huelga decir, se cuentan entre los más grandes que ha parido el noveno arte.
Quizás la mayor diferencia entre uno y otro es el mayor control que Serpieri ejerce sobre sus entramados, en los que, al contrario que los de Palacios, no parece que ningún trazo se haya dispuesto de manera casual. El resultado de tamaño control sobre las figuras que desfilan por la página es que éstas se alcen, indiscutibles, como hermosas piezas de orfebrería en las que una plumilla que se desliza sobre el papel con la gracilidad de un cirujano no encuentra ningún tipo de limitaciones a la hora de trabajar la expresividad de los protagonistas, la belleza de los fondos, unos caballos que parece que en cualquier momento van a superar la frontera del papel o la claridad de una narrativa que, algo estática, va como anillo al dedo al talante documentalista de ‘Lakota’.
Dicha personalidad, la de intentar servir de fidedigno reflejo de la historia, hace de ‘Lakota’ un documento único en el que se intuye, y de qué manera, la profusión documental a la que, probablemente, hubo de someterse Serpieri antes de abordar unas planchas que exudan veracidad por los cuatro costados. A ello ayudan, no cabe duda, unos textos que se mueven en similares términos, que echan mano de cuántos factores extraídos de la historia documentada, pueden, y que, apoyados por una excelente labor de acotación de Martínez —hasta cincuenta son las anotaciones que se acumulan a lo largo de la lectura— completan un álbum maravilloso que, reitero, esperamos que sea sólo excelsa antesala de lo que esté por venir.
Lakota
- Autores: Raffaele Ambrosio & Paolo Eleuteri Serpieri
- Editorial: Ponent Mon
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 120 páginas
- Precio: 19 euros en
Aunque el dibujo de esta obra es sobresaliente, los guiones de las diferentes historias me han dejado bastante frío. Por compararlo con otro italiano, me quedo con Berardi y su Ken Parker.
Pues fíjate que a mi ‘Ken Parker’ me convenció pero no más allá de su segundo o tercer volumen.
En cuanto a ‘Lakota’ , es cierto que lo que cuentan peca de cierto talante documentalista que mantiene las distancias con los acontecimientos, pero creo que eso juega en favor de poder apreciar mejor cuáles son las intenciones de Serpieri. Y no es por desmerecer a Ivo Milazzo (que me parece un dibujante de primera) pero en un duelo con el creador de ‘Druuna’ sólo hay un claro vencedor….¿no? XD
Ahí estoy de acuerdo, pero hubiera preferido que Ponent Mon hubiera seguido apostando, dentro de los autores que Mosquito está publicando, a Toppi y Micheluzzi.
Hombre, yo no adelantaría acontecimientos y esperaría a ver si los chicos de Ponent Mon no sólo le tiran los tejos a las cinco cosas más de Serpieri que tienen en Mosquito, sino que, como bien apuntas, se hacen con los derechos de todo el fantástico catálogo por publicar de Battaglia o, sobre todo (y esto es filia personal) de Toppi, dando continuidad así al trabajo que Ninth Comics dejó a medias :_(