Allá por octubre del 2012, cuando se publicó el primer volumen de ‘Ladrón de ladrones‘, mis impresiones sobre el mismo se redujeron, en primera instancia a un escueto «este cómic MOLA». Y si lo hacía era, para empezar, por llevar el nombre de Robert Kirkman en la portada. Es evidente que el escritor de ‘Los Muertos Vivientes‘ e ‘Invincible‘ es capaz de arrastrar a sus fans allí dónde le apetezca.
Y es que el hecho de figurar primero en los créditos de un volumen, aunque sólo sea por haber dado la idea de partida, es un gran reclamo para aquellos que seguimos mes a mes las dos magníficas series desde su arranque y sabemos del buen hacer del guionista a la hora de plantear diálogos y construir personajes que atraviesan la superficie de la página para llegar directamente al lector y que éste sienta como suyas las pérdidas o hallazgos de sus personajes (quién haya leído el número 100 de su serie de zombis sabrá hasta qué punto Kirkman es capaz de provocar la empatía con Rick y compañía).
Pero lo curioso es que, trascendido su nombre, ‘Ladrón de ladrones’ molaba por la voluntad de Nick Spencer, el guionista de la «primera temporada», por traer a sus páginas lo mejor del cine de robos, jugando Spencer al engaño de mil formas diferentes para despistar cuánto más mejor la atención del lector y consiguiendo así que el giro final fuera lo más impactante posible.
Que lo conseguía era algo que quedaba fuera de toda duda: con la dinámica que planteaba el relato, yendo de adelante hacia atrás constantemente para ahondar en las historias de los protagonistas, el lector se veía absorbido más y más hacia la espiral de engaños y segundas intenciones con las que trabaja Redmond, el ladrón que sirve de conductor del volumen, convirtiéndolo en uno de los personajes con más carisma que hemos podido leer en un cómic americano en los últimos tiempos.
Y esto es algo que este segundo volumen/segunda temporada (el planteamiento de serie de televisión que caracteriza a la cabecera es incuestionable) conserva intacto por más que su guionista haya pasado a ser ahora James Asmus, jugando la trama con los mismos elementos y dejando al lector/espectador con una expresión de tremendo asombro cuando llega ese final de tan «cliffhangeresco» talante.
Finalmente, ‘Ladrón de ladrones’ molaba, y sigue haciéndolo, por su dibujo. Y no es que Shawn Martinborough sea el descubrimiento del año, pero su narrativa le va como anillo al dedo al proyecto, afianzando a cada página el carácter noir de un relato cuya vertiente cinematográfica queda perfectamente puntualizada por el tratamiento «panorámico» con el que el artista dota a un conjunto que, como ya pasara con la anterior entrega, deja con ganas de más, de mucho más.
Ladrón de ladrones vol.2
- Autores: James Asmus & Shawn Martinborough
- Editorial: Planeta DeAgostini
- Encuadernación: Rústica/li>
- Páginas: 136
- Precio: 14,95 euros