‘La librera calavera Honda-San. Volumen 1’, lo que hay que aguantar

A todo aquel que haya tenido la suerte (o la desgracia) de trabajar en una librería especializada le sonará todo lo expuesto en este ‘La Librera Calavera Honda-San Volumen 1’, un manga que se basa en experiencias y situaciones reales sufridas por una chica que, como habrán podido deducir,  trabaja en una librería japonesa, con todo lo que ello conlleva. Situaciones muy familiares las que nos vamos a encontrar a lo largo de las ciento cincuenta páginas que componen este tomo y de las que muchas hemos sido nosotros los protagonistas. Está bastante claro que el mundillo del comic, ya sea en Japón, Alemania o España, da para un buen montón de anécdotas que, por lo general, suelen tener mucho en común a pesar de la distancia que haya entre localizaciones. Esto es poco menos que universal. Los chicos de Fandogamia saben muy bien que, en los tiempos que corren, necesitamos un poco de  buen humor para evadirnos de una realidad algo preocupante.

Publicado originalmente en el portal virtual Gene Pivix, sería recopilado posteriormente en papel por la editorial Kadokawa, cuatro volúmenes que, si todo va bien, veremos por estos lares de la misma manera. Una lectura bastante divertida que sirve para hacernos pasar un buen rato pero que, al mismo tiempo, sirve como retrato de lo que ocurre en el día a día de este tipo de librerías. Hay que añadir a lo especial de esta profesión, la particular idiosincrasia que existe en Japón con todo el tema manga, sus clientes y su forma de vivir la afición. Honda hace especial hincapié en retratar a los pobres libreros como personas humanas y sufridoras, algo que se pierde de vista en ocasiones. Para ello hay que tener en cuenta las duras tareas que desarrollan ella y sus compañeros: inventario, cursos de atención al cliente, choque de culturas, agentes editoriales intentando vender sus productos, reposición de mangas superventas y, por supuesto, los aficionados.

Todos los empleados del lugar guardan un riguroso anonimato, algo que se consigue reemplazando las cabezas por bolsas de papel, mascaras de gas, calabazas o, efectivamente, calaveras. Pero no es lo único que permanecerá oculto ya que el manga está plagado de referencias a otras obras, autores y editoriales que quedan “censuradas” para evitar posibles suspicacias. Y ya puestos, si nos convertimos en testigos del sufrimiento de estos seres entrañables que son los libreros, esta obra debería concienciarnos sobre ello y quizás tendríamos que recapacitar acerca del comportamiento que tenemos alguna que otra vez cuando visitamos nuestra librería. Paciencia, agradecimiento y empatía. Una lectura perfecta para conocer un poco más el funcionamiento interno de nuestros particulares templos del entretenimiento, todo ello desde un punto de vista absurdo y humorístico que le sienta de maravilla a la obra y que nos hace comprender que, a pesar de la distancia y las diferencias culturales, todos estamos cortados por el mismo rasero.

[Grade — 7.50]