Si sois de mi quinta, probablemente el hilo de reflexión que sigue a continuación no os parezca tan ajeno como a alguien que no pasara parte de su adolescencia durante los ochenta. Consumidor ávido de todo lo que haya olido a ciencia-ficción desde que casi tengo uso de razón, aquella década maravillosa de fines de semana de videoclub y producciones a cascoporro inscritas en el género, se saldó, qué duda cabe, con muchos títulos que pasarán a la historia del cine por sus incuestionables valores; otros, también muchos, que se quedan en nuestra memoria como pequeñas joyas de esas que uno cree que sólo han visto él y cuatro chalados más y, por último, aquellas cintas que, vistas una vez, vistas demasiadas veces.
De estas últimas servidor siempre recuerda dos en especial: ‘La muerte de los soles‘, un horror basado en un relato de Isaac Asimov que ha sido una de las muy contadas películas que no he podido terminar a lo largo de mi vida —y por contadas entended contadas con los dedos de ambas manos— y la que viene más a colación de este ‘La horda de contraviento‘ por lo similar de su temática, ‘Slipstream‘, un filme que lo tenía todo para funcionar —dirigida por Steven E.Lisberger, el realizador de ‘Tron‘; protagonizada por Bill Paxton y Mark Hamill…— y que es uno de esos desastres con los que el paso de los años ha sido especialmente inclemente.
Y como nuestro cerebro es único para establecer relaciones, paralelismos y comparaciones por mucho que lo tengamos educado para que no las haga, fue ver el anuncio de la publicación por parte de Yermo de este álbum, acordarme de ‘Slipstream’ y decidir, en ese mismo instante, que el trabajo de Eric Henninot adaptando el texto Alain Damasio contaba ya con una considerable antipatía por mi parte. De hecho, no sé vosotros, pero en el momento en que unas expectativas, sean del signo que sean, se asientan en nuestro pensamiento, anular su tendencia o, incluso, revertir dicho signo, queda sólo reservado para grandes títulos, aquellos que ofrecen muchísimo más de lo que cabría esperar de ellos y que se establecen, por méritos propios, como nuevos paradigmas por los que medir futuras incursiones en el género. A fe mía que ‘La horda de contraviento’ es uno de esos títulos.
Partiendo de una premisa similar a la que daba luz a ‘Slipstream’ —un mundo azotado por fuertes vientos de manera constante— el micro-cosmos que imagina Damasio en su novela es de una riqueza tan abundante y extrema, que imaginar este relato puesto en imágenes por el cineasta correcto es algo que suscita no poca emoción en mi yo más «fanático». Y es que, superpuesto a esa tierra yerma barrida por el viento, Damasio monta toda una compleja mitología de siglos de antigüedad alrededor de las hordas, un grupo de hombres y mujeres que, siendo aún niños, y tras haber pasado por un riguroso entrenamiento, son lanzados al mundo exterior para, siempre avanzando en contra de las fuertes corrientes, tratar de conseguir lo que ninguna horda ha logrado con anterioridad: alcanzar Extremoalto, el punto en el que, supuestamente, nacen los vientos y el lugar donde, dice la leyenda, se logrará poner fin al azote de los mismos.
Tras un breve prólogo en el que se nos presenta a los componentes principales de la horda que será protagonista, ‘La horda de contraviento’ da un asombroso salto de 27 años para que, a partir de ahí, vayamos poco a poco haciéndonos con unos personajes que, tras casi tres décadas avanzando de manera indefectible, es la horda que más ha logrado avanzar en esa cantidad de tiempo. Centrando Damasio —y Henninot, que no me olvido de él— la atención en un pequeño grupo dentro de la horda, y posicionando en éste a dos figuras de referencia con creencias muy diferentes con respecto a cómo hacer las cosas, esa fisura que recorre al grupo es la que servirá como hilo conductor de una trama que, con la sorpresa constante por norma, nunca deja de maravillar por la solidez de la construcción del mundo y su mitología, como si, en lugar de inventar, Damasio hubiera tenido acceso a antiguos documentos de una civilización perdida, y hubiera conseguido rescatar su religión y costumbres para traerlas después de una considerable labor de reconstrucción de las mismas.
Tamaño derroche sin par de imaginación es aprovechado por Eric Henninot hasta las últimas consecuencias, y desde la muy precisa caracterización de personajes —especial mención reciben, por su protagonismo, Golgoth y Sov—, pasando por el diseño de vestuario, localizaciones, escenarios, naves hasta llegar la última acotación que conforma el mundo imaginado por Damasio, todo encuentra perfecto acomodo en el magnífico estilo del artista, que se torna en más dinámico y «desdibujado» que lo que le habíamos visto en ‘Carthago‘, jugando dicha evolución en el trazo muy en favor del ambiente que se crea en unas planchas no exentas de un sólido sentido de la épica que añade capas y más capas a la fascinación que el relato despierta desde la primera viñeta. Como único apunte negativo, lo mucho que todavía tendremos que esperar si Yermo pretende publicar los dos álbumes siguientes en un sólo volumen ya que el tercero tiene fecha de salida en Francia para finales de octubre de este año. Pocas veces una espera habrá sido tan larga.
La horda de contraviento vol.1
- Autores: Eric Henninot
- Editorial: Yermo
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 152 páginas
- Precio: 35 euros