Cinco años han pasado desde que, en 2014, nos acercáramos por aquí a ‘Degenerado’, la edición española que Dibbuks hacía de ‘Mauvais genre’, la obra que le otorgaba a Chloé Cruchaudet el reconocimiento del público en el Festival de Angouleme y que, al menos a título personal, era el primer contacto con el trabajo de la artista francesa ya que nos nos habíamos acercado, cuando Norma la editó en la añorada Colección Nómadas, a ‘Groenlandia-Manhattan’, aparecida tres años antes. Tan dilatado periodo de tiempo no ha servido sino en aumentar las expectativas que pudiéramos albergar hacia el siguiente trabajo de una autora completa que, con ‘La cruzada de los inocentes’, demuestra tener una voz tremendamente particular alejada en cierto modo de los cánones reinantes en el mainstream francobelga…si es que tal cosa existe dada la extrema variedad que caracteriza a todo lo que nos llega de allende los Pirineos.
Arropada de una tonalidad fabulada que se refuerza una y otra vez tanto desde la plasticidad y maravillosa simplicidad de su trazo, como desde el uso de unas tonalidades cromáticas suaves que echan mano de una gama muy limitada para, qué duda cabe, trasladarnos con cierto rigor a ese medievo en el que transcurre el relato, Cruchaudet imagina una aventura protagonizada por niños que, émulo tan inocente como perverso de los adultos de la época, se apoyan en tal dicotomía para emprender camino a Jerusalén guiados por la sagrada misión de proteger el santo sepulcro. Tan imaginativa premisa de partida es aprovechada por la artista para ir abundando, poco a poco, en un plantel de personajes de lo más variopinto que, creciendo a ritmo lento conforme se van incorporando nuevas caras a «la cruzada», sirven desde el lejano pasado como mordaz crítica de ciertos aspectos de nuestro presente.
En ese esfuerzo por universalizar el relato y que, cuando reflexionemos sobre él lo podamos hacer de manera descontextualizada bajo una óptica completamente contemporánea, Cruchaudet alcanza instantes de elocuencia suma, sobre todo cuando hinca su mordida en disquisiciones religiosas o cuando pone en boca de alguno de sus pequeños diálogos que uno no asociaría a las tiernas edades de las que salen. Uniendo a ello una considerable sutileza en lo que a cómo se transmiten las pequeñas tragedias que van trufando el camino de los infantes protagonistas, y cerrando la narración —no podía ser de otra manera— con un tono amargo y cruel, huelga tener que cerrar afirmando que es ‘La cruzada de los inocentes’ una lectura de esas a las que vale la pena, y mucho, acercarse.
La cruzada de los inocentes
- Autores: Chloé Cruchaudet
- Editorial: Dibbuks
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 176 páginas
- Precio: 23,75 euros en