Llegamos al ecuador del relato en tres partes con el que el guionista Olivier Bocquet y la ilustradora Julie Rocheleau han devuelto la vida al rufián más emblemático de la literatura folletinesca. ‘La cólera de Fantomas’ es una puesta al día de la esencia del personaje para que sus peripecias resulten tan atractivas a ojos del lector contemporáneo como lo fueron para quienes devoraron sus libros a principios del siglo XX. También es un intento por conseguir que Fantomas resulte tan siniestro e inquietante como en sus inicios, y vaya si lo han logrado. Este nuevo Fantomas no es un villano de opereta con chistera y antifaz, ni un tipo con una careta azulada que desdibuja por completo sus rasgos. Ahora es un hombre de intimidante estatura y corpulencia, cuya silueta apenas se deja entrever entre las sombras, con el rostro cubierto por una capucha propia de un verdugo y unos ojos aterradores que son como teas ardiendo. Es el Fantomas que hacía falta para recordarnos que el rufián de las mil caras no solo sigue vivo, sino que es capaz de eclipsar a otros villanos en apariencia más sofisticados.
El primer álbum de esta serie, titulado “La guillotina”, ya nos demostró que ni Bocquet ni Rocheleau se andan con chiquitas a la hora de plasmar las fechorías de Fantomas. Su crueldad solo es comparable a su ingenio y a su camaleónico dominio del disfraz, una amenaza ante la que solamente puede plantar cara el inspector Juve, traído directamente desde las páginas de los folletines originales. Una amenaza que se vuelve aún más palpable, más escabrosa, más inmediata, en las páginas de “Todo el oro de París”, el segundo tomo que recientemente llegó a las estanterías de la mano de Dibbuks. Un título que no es baladí, ya que Fantomas está decidido a robar, literalmente, todo el oro que alberga la capital gala. Y sí, eso incluye también el que se utiliza para revestir las estatuas, monumentos y edificios de la ciudad. Entre medias, no pierde la oportunidad de segar unas cuantas vidas, con una maldad potenciada por el expresivo dibujo de Rocheleau, que vuelve a bordar cada plancha con un coloreado soberbio en el que destacan los tonos rojos y verdes, dotando al relato de una atmósfera opresiva y asfixiante. El caricaturesco dinamismo de los personajes suaviza un poco el impacto de ciertas escenas, pero no tanto como para calmar nuestro desasosiego al ser testigos de las andanzas de Fantomas.
Llegados a este segundo álbum, la historia ha crecido en intensidad, en ambición, en contundencia, y todo apunta a que nos conduce a un desenlace por todo lo alto. La única pega que le puedo poner hasta el momento es que los autores no se detienen demasiado en los personajes que rodean a Fantomas —Juve, Lady Betham, Fandor…—, los cuales quedan un tanto desdibujados en el conjunto. Comprendo que cualquier personaje palidece al lado de Fantomas, el indiscutible protagonista, y que los secundarios deben hacerse a un lado para permitir que la trama siga su curso. Aun así, habría sido interesante que le dieran una vuelta de tuerca más a estos personajes. Por último, no puedo dejar de comentar el guiño cinéfilo que contiene este segundo álbum, al reservar un papel en la trama a Georges Méliès —que ya realizó un cameo al inicio del primer tomo— y Louis Feuillade, encargado este último de llevar al cine por primera vez las peripecias de Fantomas.
Otra reseña en la Fancueva | ‘La cólera de Fantomas 2. Todo el oro de París’, a mejor
La cólera de Fantomas 2. Todo el oro de París
- Autores: Olivier Bocquet y Julie Rocheleau
- Editorial: Dibbuks
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 64
- Precio: 16 euros