‘La ciudad de Ys vol.1: la locura de Gradlon’, magia céltica

Amante de las historias de corte medieval desde que, con muy temprana edad, descubrí el ‘Excalibur’ de John Boorman (sí, lo sé, no es una película apta para chavales de corta edad, pero logré vi a escondidas de mis padres cuando contaba con ocho años y me dejó impactado), no ha habido ocasión desde que comencé a cultivar mi pasión por el cómic que haya dejado de acercarme a cualquier título que pueda tener algo que ver con el medioevo en general y con las leyendas artúricas y celtas en particular.

Obviamente, este primer volumen de la trilogía de ‘La ciudad de Ys’ no iba a ser una excepción, máxime cuando venía firmado por una artista española y es obligación moral (o debería serlo) de todo lector de cómics de esta piel de toro, el apoyar al enorme potencial que hay en nuestro mercado del noveno arte.

Basada en una antigua leyenda bretona, que a su vez recoge cierta tradición celta, ‘La ciudad de Ys’ sigue al rey Gradlon de Bretaña y al hechizo que sobre él impone la reina Magdalen, soberana de la ciudadela que da nombre al proyecto y una poderosa maga que, sin que todavía se desvele el cómo ni el porqué, provoca que el belicoso monarca efectúe una suerte de viaje temporal anclándolo en el tiempo mientras éste avanza a su alrededor sin que él lo perciba.

Proyecto en el que lleva trabajando desde hace cuatro años, las páginas de Raquel Azcate dejan entrever el mimo y cuidado puestas en su elaboración, y aunque su narrativa es algo estática, todo queda compensado por la incuestionable belleza plástica de un arte completamente digital que, al contrario de lo que se podría llegar a pensar, puede suponer un trabajo para la autora de hasta una semana de cara a completar una única página.

Tanto cuidado es correspondido con un guión de Rodolphe que funciona sin fisuras (o al menos sin fisuras evidentes) y que plantea los varios misterios que rodean a los personajes centrales con suficiente habilidad como para enganchar al lector y garantizar su estancia hasta la conclusión de la historia. Esperemos que Astiberri no se demore mucho en su publicación con respecto a las fechas del mercado francés.