'La batalla de Rande', viaje al s.XVII

Mirando el ya extenso catálogo que acumula Cascaborra ediciones tras de sí, es bien evidente, atendiendo sólo a su colección histórica y no a la línea de biografías de la que también se ocupa, que desde la editorial tienen claro que la Historia se escribe tanto en los grandes eventos como en las pequeñas escaramuzas. Bien es cierto que calificar de pequeña escaramuza a la batalla que tuvo lugar en la ría de Vigo el 23 de octubre de 1702 entre fuerzas hispanofrancesas y angloneerlandesas sería restar mucha importancia a lo que allí acaeció. Y aunque su trascendencia a escala nacional o en los grandes acontecimientos de la Historia de nuestro país sea limitada, no por ello debemos menospreciar el calado que dejó en la zona en la que tuvo lugar o el que, a día de hoy, una competición deportiva anual de 27km a nado se celebre en el área que acogió el fragor de una batalla naval que tuvo su origen, como ha pasado incontables veces a lo largo de los siglos, en la codicia humana.

Con la guerra de sucesión española de fondo, la Batalla de Rande se debió, casi de manera exclusiva, a la voluntad de las fuerzas angloneerlandesas por hacerse con el vasto tesoro que, traído desde las Américas, había fondeado en la ensenada de San Simón, lugar abrigado de la ría de Vigo que sería escenario privilegiado del funesto destino de hombres y navíos cuando los ingleses y holandeses decidieron atacar para hacerse con el preciado botín. Todo ello es puesto en perspectiva humana gracias al trabajo de investigación de David Iraña, que traza un guión capaz de conjugar los personajes históricos que fueron protagonistas de la liza con otros, inventados para la ocasión que, como decimos, dimensionan desde lo terrenal lo que los libros de Historia suelen llevarse a una escala de épica que ignora, por supuesto, las vidas y pequeñas tragedias. En ese sentido, el álbum funciona a la perfección, no haciéndose un trago duro de pasar gracias a lo bien controlados que están los datos de fechas y nombres que se nos aportan y al dinámico dibujo de Pablo Prado, enérgico y muy adecuado para el tono de la narración. Un álbum muy recomendable de una colección que, creemos, se ha ganado a pulso el calificativo.