‘Killer Groove’, ballada noir

Para todos aquellos, entre los que este humilde reseñador se incluye, que gustan de nuevas experiencias y matices en esto de los tebeos, parece que estamos viviendo un buen momento. No son pocas las editoriales que están surgiendo de la nada, con buenas ideas, grandes autores y ganas de ponérselo difícil al aficionado cuando se plante delante de las atestadas estanterías para seleccionar su dosis comiquera mensual. “TKO”, “AWA Studios”, la siempre incombustible “Image” con sus decenas de subsellos o “Aftershock”. Esta última aterrizó hace algún tiempo en nuestro país de la mano de Planeta Comic, poco a poco y con paso firme han conseguido formar un catálogo de lo más interesante del panorama actual. ¿El secreto? Como siempre, facturar buenas historias. Para ello cuentan con un currículum de autores que mezcla a la perfección nombres consolidados de la industria con otros no tan conocidos pero con un potencial realmente importante por lo que, en poco tiempo, podremos ver a muchos de estos nombres brillar con luz propia. 

Claro ejemplo de todo esto es la obra de la que hoy nos ocupamos, un ‘Killer Groove’ firmado por Ollie Masters y Eoin Marron que deja un regusto estupendo en todo aquel que decida otorgarle una oportunidad. Bien es cierto que la primera etapa de la editorial venía avalada por gente como Garth Ennis, Donny Cates, Warren Ellis, Sam Kieth o Cullen Bunn, pero muy pronto se han ido sumando valores nuevos con ganas de demostrar su valía. Los dos autores encargados de esta miniserie cuentan con una “hoja de servicio” bastante breve. El primero de ellos firmaría para Vertigo (en sus últimos días de vida) el título “The Kitchen” o alguna cabecera para la franquicia en viñetas de “Sons of Anarchy”. Páginas en las que coincidiría con su compañero de viaje, Marron, cuyos trabajos están aún más dispersos. Sin embargo, los dos se entienden a la perfección en este ‘Killer Groove’ y consiguen sacar adelante un relato al más puro estilo noir  que nos traslada hasta la década de los setenta, a un ambiente bastante sórdido y malsano donde se mezclan bares de mala muerte, hippies y un poco de CIA y FBI.

Johnny es un músico fracasado que trabaja en un bar, un tugurio donde se dan cita perdedores de todo tipo. Jackie es una detective a la que echaron del cuerpo de Policía y ha encontrado el cariño que le faltaba en el fondo de una botella. Los caminos de ambos personajes terminarán por cruzarse al iniciar, Johnny, una carrera como asesino a sueldo (eso sí, sin olvidarse de sus cualidades para la música) y, Jackie, recibir un caso al mismo tiempo que entra en escena su tío que huye de algún tipo de amenaza. El guión de Masters mantiene en todo momento la tensión y el suspense suficiente como para ir devorando las páginas una detrás de otra, exponiendo sus ideas y todos los datos necesarios para hacer más interesantes las tramas de manera fluida y natural, asimilando todo ello el lector de forma sencilla. Tanto la ambientación como los personajes y situaciones puede llegar a recordarnos a ese clásico moderno que es “Balas Perdidas”, un referente inmejorable si se quiere llegar lejos en esto del género negro. Por su parte, Marron entrega páginas de aspecto clásico, estructuradas en tres franjas que mantienen un aspecto sobrio y elegante para el tono de la historia. Con un estilo que huye de las estridencias, tanto a nivel narrativo como visual, “Killer Groove” es un producto que puntúa bastante alto, elevando la media de muchos productos “Aftershock” y vaticinando un futuro bastante prometedor para ambos autores. El tiempo dirá.

[Grade — 8.00]