Da igual el personaje o grupo de personajes que haya caído en sus manos a lo largo de los lustros. Poco ha importado que pertenecieran a Marvel o que vinieran de DC. Si hay algo que Mark Waid ha sabido demostrar desde que prorrumpiera en las salas de la casa de Batman y Superman a principios de los noventa, y nos legara su maravillosa etapa al frente de ‘Flash‘, es que es uno de esos artesanos que siempre sabe sacar lo mejor del material que se pone en sus habilidosas manos, y muchos son los ejemplos que validan tal afirmación, ya estemos hablando de ‘Los 4 fantásticos‘ a los que Mike Wieringo puso talento gráfico; ya de esa maravilla que es el ‘Kingdom Come’ que le unió a Alex Ross; ya, más recientemente, a la terna que, con Chris Samnee como aliado, han conformado las magníficas estancias del guionista en ‘Daredevil‘, ‘Viuda Negra‘ y ‘Capitán América‘.
Es más, es que en el erial que supusieron, a grandes rasgos, una considerable porción de los 90 en términos de buenas y originales historias, Waid es de los pocos escritores que, tocaran lo que tocaran, consiguieron evadir la ola de mediocridad que invadió el mundo superhéroico, ese que sólo sabía recurrir a golpes de efecto y a los inevitables super-eventos-llamados-a-cambiarlo-todo-para-dejarlo-todo-igual y, en un alarde de buen hacer y de ideas claras, nos dejó entretenidos títulos como el ‘Ka-Zar‘ que hoy nos ocupa; un cómic que no pasará a los anales de la historia del medio y que, sin embargo fue, en su momento —y de su lectura primera guardo un vívido recuerdo—, un agradable y agradecido soplo de aire fresco entre tanta colección Marvel que pretendía epatarnos y no conseguía hacernos arquear ni un pelo de una ceja.
Lejos de tales elevadas pretensiones, Waid plantea con Ka-Zar el regreso del émulo del Tarzán —y la Jane, que ahí está a su lado la aguerrida Shanna— del Universo Marvel y lo hace echando mano de una trama desarrollada a fuego lento durante el año y dos meses que, junto a Andy Kubert, se mantuvo al frente de la cabecera. Sí, hay dos o tres «arcos argumentales», pero todos ellos quedan inmersos e una continuidad que, a la postre, provoca que, dos décadas después, este sea una de esas rara avis que puede leerse con tan sólo tener un leve conocimiento de quiénes son los actores protagonistas, algo sencillo si tenemos en cuenta que uno de los tres villanos a los que se enfrenta Kevin Plunder es el mismísimo Thanos.
Con tales mimbres, Waid centra considerables esfuerzos en equilibrar la fértil descripción y construcción de personajes —y no hay mejor muestra de ello que Parnival Plunder, el hermano de Ka-Zar—con la vertiente de acción desbocada que tiñe de aventura la práctica totalidad de los números de la cabecera, y nada mejor que el exagerado estilo del pequeño de los Kubert para dar vida a la escala épica que en no pocas ocasiones roza el discurrir de la serie: si bien siempre me he inclinado más hacia el estilo de su hermano Adam, es incuestionable que las formas de cualquiera de los dos son epítome de lo que se entiende por tebeo Marvel, lleno de ángulos imposibles, encuadres surrealistas y caracteres que, en la vida real, tendrían que alimentarse a base de clembuterol para poder justificar su hipermusculación. ‘Ka-zar’ se convierte, en la unión del esfuerzo de ambos talentos, en un tebeo de lectura grácil, tremendamente entretenida y en un vehículo de perfecto y desenfadado escapismo para quienes quieran huir del pesado lastre de la continuidad marvelita. ‘Nuff said!!!!
Ka-Zar. La jungla de asfalto
- Autores: Mark Waid, Andy Kubert et al.
- Editorial: Panini
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 416 páginas
- Precio: 38 euros en