‘Jóvenes Vengadores. Mirando al futuro’, correcto complemento

El soplo de aire fresco que Allan Heinberg trajo a Marvel cuando fue reclutado por Joe Quesada, tuvo traducción directa en una de las mejores series limitadas que ha visto la luz en La Casa de las Ideas desde que el antiguo dibujante asumiera cargos de responsabilidad al frente de la editorial. ‘Jóvenes Vengadores’ era divertida, entretenida a más no poder, tenía diálogos creíbles, personajes tridimensionales, situaciones que no parecían responder a sobados clichés y, para colmo, estaba estupendamente dibujada por un muy inspirado Jim Cheung; vamos, que lo tenía todo para convertirse en el fan-favourite en el que terminó traduciéndose.

Pero a su conclusión, Marvel se encontraba con el típico problema de siempre, ¿qué hacer con la agrupación?. Y mientras el eco de esa pregunta resonaba en los pasillos de la editorial, y se comenzaba a preparar lo que terminaría conformando la espléndida ‘The Children’s Crusade’, los responsables de la casa de Spider-man decidieron parir unos números unitarios centrados en los siete miembros del grupo de jóvenes héroes, unos números orientados, en primera instancia, a servir de mapa para ubicarlos a cada uno de ellos y, en segundo lugar, a prefigurar tanto la citada ‘Children’s Crusade’ como, en cierto sentido, esa obra maestra que mes a mes es el ‘Ojo de Halcón’ de Matt Fraction.

Son esos seis números los que recogía Panini el pasado mes de abril en este nuevo volumen de Marvel Deluxe que es ‘Jóvenes Vengadores. Mirando al futuro’, un cóctel con nombres de tanto peso como los de Ed Brubaker, Matt Fraction o Alan Davis que, pese a todo, sabe a mezclado con cierta desgana y ofrecido sin convencimiento. Cierto es que el número centrado en Wiccan y Veloz, y el que da cierre a la lectura dedicado a Ojo de Halcón, resultan lecturas interesantes por cuanto son aquellas que aportan algo al futuro del Universo Marvel; pero, lamentablemente, no es así con el resto, y ni lo que plantean los guionistas tiene mucho interés, ni lo que se desprende del dibujo llega a estar a la altura de lo que Davis concreta en las últimas páginas. Un cómic más de superhéroes con el que pasar el rato.