‘Invisible Kingdom Volumen 3: En Otros Mundos’, cierre a la altura

Ha sido una sensación algo extraña la que he tenido al pasar la última página de este ‘Invisible Kingdom Volumen 3: En Otros Mundos’, un gesto que no solo cierra la actual entrega sino que también supone el canto del cisne para la serie firmada por G. Willow Wilson y Christian Ward. Algo poco visto en el panorama comiquero actual en el que, si algo funciona, la dinámica habitual es alargar la trama y la publicación del título para aprovechar el éxito entre los aficionados. Sin embargo, y sin que sirva de precedente, alguna que otra vez ocurre que los autores ponen pie en pared y deciden dar carpetazo a su historia cuando se encuentra en lo más alto. Pues eso es, básicamente, lo que hemos “sufrido” con este Reino Invisible, hemos leído la última entrega y no hemos notado nada extraño ya que todo se cierra convenientemente, sin prisas ni estridencias, pero nuestro paladar, acostumbrado a lo que hemos comentado un poco más arriba, nos pedía más, imaginando nuevas direcciones y planteamientos que continuaran las aventuras de Vess, Grix, la Renunciación y Lux. Bien es cierto que un relato en el que se mezclan temas tan interesantes como la política, la religión, las relaciones interpersonales y la crítica social ofrece múltiples posibilidades, pero cuando no se quiere, no se quiere.

También podemos afirmar sin equivocarnos lo más mínimo que esta extensión limitada juega a favor de una historia de ciencia ficción que comenzó con una ambición mayúscula y no se ha resentido lo más mínimo con el paso de los meses, mostrándose tan fresca y dinámica como el primer día. Poco podemos contar del desenlace sin desvelar datos importantes e imprescindibles en la culminación de esta peculiar odisea espacial. Wilson maneja todas las tramas y todos los aspectos de su universo (al fin y al cabo, ha sido ella la que lo ha construido desde cero) con firmeza, condensando todos estos elementos en un relato sin fisuras, desarrollando todo lo que tiene en la cabeza sin prisas, haciendo avanzar la revolución a la velocidad adecuada al mismo tiempo que los personajes implicados evolucionan con ella de manera paralela. Incluso el hacer que una relación amorosa sea el eje central del relato, no resulta extraño, forzado o impuesto, al contrario, la naturalidad con la que sucede todo es señal del buen trabajo realizado por la guionista de Nueva Jersey. Y nada de esto sería igual sin las alucinantes ilustraciones de un Christian Ward desatado, que pone toda la carne en el asador a la hora de diseñar decenas de criaturas, naves y planetas. No hay sitio para los lamentos, ‘Invisible Kingdom’ se convierte en una lectura a la que no le sobra ni le falta nada y a la que habrá que recurrir cada vez que queramos pasar un rato de lo más entretenido.