Hace algunos años —es una forma de hablar, hace ya muchos años— John Byrne escribía y dibujaba la etapa más divertida, original y sarcástica de la heroína verde, caracterizada por esa ruptura de la cuarta pared —Shulkie hablándole a los lectores cada dos por tres— que tan famosa se hizo y que tanto llegaría a influir, tiempo después, en Deadpool, y por un sentido del humor fresco y dinámico, que dejaría paso, como siempre ocurre con las majors estadounidenses, a una nueva reinvención del personaje.
Esta época de idas y venidas del personaje terminaría con su paso por Los Vengadores, entonces escritos por Geoff Johns, donde una incontrolable Hulka tenía que emplearse a fondo para no acabar con sus compañeros vengadores. Como suele ocurrir, Marvel decidió volver a probar suerte repitiendo la fórmula que tan buen resultado les había dado años atrás, y para ello le dieron rienda suelta a ese Dan Slott que hace poco daba cierre a su portentosa aportación al universo del lanzarredes, apostando por el humor y la acción como bazas principales.
Slott tan sólo necesita del primer número para volver a empezar de cero, dar a Jennifer una forma de controlar su antigua ira, mudarla de la mansión de Los Vengadores, buscarle un trabajo nuevo, presentar a nuevos protagonistas y secundarios e incluso añadirle una subtrama sentimental. Y eso en plena era de narrativa descomprimida, ahí es nada. Pues eso, que nuestra superheroina verde favorita entra en nómina de un bufete de abogados de lo más peculiar, encargado de resolver asuntos relacionados con superhéroes, donde la base de datos jurídica está compuesta por los cómics publicados por La Casa de las Ideas en las últimas décadas. ¿Genial? Genial es quedarse cortos.
El tono de la serie, más cercano a ‘Ally McBeal’ que a cualquier cómic de superhéroes coetáneo, es muy acertado, y pronto nos encariñamos del excelente plantel de secundarios de la misma, con un número co-protagonizado por Spider-man en pleno juicio contra J.J.Jameson que no tiene desperdicio. Y si no, comprobad por vosotros mismos como se las arregla Spidey para probar su identidad antes de subir al estrado a testificar.
Todo ello queda engalanado por un apartado gráfico de dos nombres propios, Juan Bobillo y Paul Pelletier: el segundo, uno de los mejores «herederos» que tiene el «estilo Alan Davis», demuestra con creces lo efectivo de su narrativa y el muy buen conocimiento de los patrones por los que se han de cortar los tebeos de supertipos; pero es nuestro compatriota el que sorprende, y sorprende a manos llenas, con unas páginas cargadas de frescura que, vistas ahora desde la distancia, nos hacen preguntarnos dónde diantres se habrá metido tan portentoso narrador.
Como si de un producto televisivo se tratara, los 12 números que aquí recoge Panini conforman una primera temporada de una serie que tiene de todo para todos —atención a las nuevas tareas cósmicas del personaje, o su enésimo enfrentamiento con Titania—; Slott es un auténtico genio sacándose recursos de la manga —algo que, tiempo después, insisto, demostrará con creces en la colección del trepamuros— y cierra la lectura de este primer integral con la garantía de un continuará que, lamentablemente, sólo contará con él durante nueve números más antes de que venga Peter David a, sorprendentemente, cargarse el invento. Pero eso, si acaso, lo dejamos para otro día.
Hulka de Dan Slott vol.1
- Autores: Dan Slott, Juan Bobillo y Paul Pelletier
- Editorial: Panini
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 200 páginas
- Precio: 23,75 euros en