'Hoy no es el día', la enfermedad no era esto

Monstruos, psicópatas, fantasmas…en el terreno de la ficción pueden inspirar terror, pero también garantía de malsana diversión. Sin embargo hay palabras cuya sola mención suscitan únicamente lo primero, sin paños calientes, y una de ellas es sin duda cáncer. Esta horrible enfermedad llegó para cambiar la vida de Josune Urrutia Asua, una creadora que vió como esta experiencia iba también a transformar su obra. Esta, su primera novela gráfica, es no sólo el testimonio de su propia vivencia sino el mosaico de seis mujeres, seis artistas para las que en sus vidas hubo un antes y un después de descubrir que este enemigo silencioso amenazaba su existencia.

‘Hoy no es el día’ es la historia de una Josune que acaba de terminar el tratamiento y decide disfrutar de un cambio de aires acudiendo a un curso de ilustración en Valladolid. Una mujer agotada pero lejos de rendirse. La narración de los recuerdos de su enfermedad y sus nuevos proyectos se irá alternando con los de Anna Halprin, Hannah Wilke, Jo Spence, Susan Sontag, Beatriz da Costa y Audre Lorde. Seis enfermas para las que esta plaga de nuestros días supuso un auténtico revulsivo haciendo que la expresión artística se convierta en toda una tabla de salvación. El concepto de arte como sanación no es algo nuevo y sus testimonios, enfocados en primera persona, la mejor prueba de ello. No importa el medio: danza, fotografía, escultura, performance, ensayo…cualquiera es susceptible de transformarse en pura catarsis ante un peligro latente como este.

Seis relatos, o mejor dicho siete, contando el de su autora, llenos de esperanza, y que abren la puerta para interesarse por el trabajo de sus protagonistas (se agradece además una interesante bibliografia sobre cada artista al final del tomo para aquello a los que les pique el gusanillo). ‘Hoy no es el día’ es un cómic de cuidadísimo dibujo que sabe alternar el más (engañosamente) sencillo y caricaturesco, de básica tonalidad cromática que adopta la dibujante para narrar su propia historia con otro más detallado, realista y colorido para iluminar las de sus admiradas luchadoras. Una obra hermosa, como hermoso es su mensaje.

Al principio nuestra narradora crea en un taller, al azar, un personaje, una pequeña mujer semioculta bajo una concha de caracol. Las páginas que la siguen son un escape total de este caparazón, en un relato que prueba que la mente y la capacidad de crear algo trascendente, bello en más de una ocasión, son superiores a la fuerza del propio cuerpo. No podemos librarnos fácilmente de este enemigo capaz de atacar por sorpresa a nuestros familiares, amigos, ídolos y a nosotros mismos, pero por fortuna, por mucho que nos cambie, el corazón es más fuerte.