‘Fútbol, la novela gráfica’, pasión irrefrenable

Soy de esos «bichos raros» a los que nunca les ha gustado el fútbol. Ni me gustaba jugarlo en el colegio cuando el resto de mis compañeros lo hacían, ni comprendo qué diantres mueve a tantos cientos de millones de personas a lo largo y ancho de este mundo a comportarse como si la vida les fuera en ello cuando «su equipo» (que no es suyo ni de lejos) gana o pierde un encuentro. De hecho, muy pocas son las veces que servidor se ha sentado de forma consciente delante del televisor a aguantar 90 minutos de veintidós jugadores corriendo detrás de una pelota y, cuando así ha sido, ha respondido más a lo histórico de eventos como el mundial que ganó la selección española hace cuatro años que al interés por el «deporte rey».

Pero como lector de cómics, uno intenta siempre estar abierto a todas las opciones que pueda plantearle un noveno arte cuyas inquietudes se mueven, como es fácil comprobar echando un rápido vistazo a cualquier estantería de una librería especializada, por terrenos cada vez más amplios. Y si a eso le unimos el que el título que hoy nos ocupa viene firmado por un amigo de un amigo que para colmo es de mi misma ciudad natal, pocas son las objeciones que servidor podía interponer ante la lectura de ‘Fútbol. La novela gráfica’, un ejercicio en el que Santiago García y Pablo Ríos, «dos aficionados al fútbol de toda la vida» intentan capturar las muchas idiosincrasias de este «opio del pueblo» en un ritmo constante de seis viñetas por página.

Bajo este esquema (que sólo se rompe en una ocasión, y por motivos de peso) el relato que cose García echa mano de la teoría del juego, de anécdotas personales y de aliteraciones más o menos obvias sobre la historia del deporte en España para tejer un complejo panorama que le tira los tejos a asuntos de profundo alcance que hablan de la naturaleza del ser humano y que, de alguna manera, terminan justificando las exacerbadas actitudes que se pueden contemplar entre los «forofos» del 11 contra 11. El trazo de Ríos, del mismo talante que el que le vierámos en su curioso debut en ‘Azul y pálido’, ayuda a que el mensaje no se pierda entre los bordes de las viñetas, y la contención que desprende toda su labor se alinea para conformar una lectura que es un GOL en toda regla, tanto para aquellos que amen esta disciplina deportiva como para los que nunca llegaremos a entenderla.