Echando la vista atrás, y repasando las casi ¡ocho décadas! de vida que ya alcanza Flash, creo que no es exagerado afirmar que, junto a Geoff Johns, Mark Waid ha sido el guionista más determinante en la historia del velocista escarlata. Aprecio en lo que valen los muy recientes esfuerzos de Francis Manapul y Brian Buccellato en construir la que fue una de las cinco mejores series de ese experimento fallido llamado ‘Las Nuevas 52’, y también hago lo propio con lo que Joshua Williamson, Carmine Di Giandomenico y los artistas que han acompañado al italiano están consiguiendo mes a mes con la nueva etapa tras el Rebirth del hombre más rápido del Universo DC; pero ambas son, o bien cortas, o bien demasiado recientes como para poder compararse con los 100 números y los algo más de ocho años que el guionista estuvo al frente de la cabecera.
A lo largo de tan longeva estancia, Waid tuvo oportunidad de hacer de todo con Wally West, aportando a las aventuras del superhéroe un «toque» nada desdeñable que recuperaba la ciencia-ficción y fantasía que la había abandonado años antes con la épica muerte de Barry Allen con la que Marv Wolfman y George Pérez eliminaron al querido personaje en la legendaria ‘Crisis en las Tierras Infinitas’. En esa búsqueda de recoger el testigo del pasado y hacer que los seguidores del personaje finalizaran su tránsito por el duelo que generó la pérdida de su predecesor, West vio como, en manos de Waid, se convertía en un héroe muchísimo más poderoso y, aunque ya hablaremos de ambos instantes llegado el momento, para el recuerdo quedan del paso del escritor por éstas páginas la creación de Impulso y la genial saga de ‘Terminal Velocity’ que conduciría hasta el número 100 de la colección.
Pero antes de que eso ocurra, centrémonos en lo que ‘Flash’ nos ofrecía a partir de su número 62 y en los once ejemplares siguientes incluidos en este primer volumen que ECC dedica a la etapa de Mark Waid. Y eso no es otra cosa que entretenimiento a manos llenas. Entretenimiento que, en el volumen que hoy nos ocupa, arranca con el Anual de 1990 en el que hay cabida para Jay Garrick, Barry Allen y Wally West —al margen de para otros guionistas como Gerard Jones o William Messner-Loebs— y sigue con la que creo es la demostración más palpable del talento de Waid y la forma en la que supo tomarle el pulso al personaje desde el primer momento, el mini-arco argumental de cuatro números más el Anual de 1995 que conforma el ‘Año Uno’ de Wally West, todo un ejemplo de narrativa animada y presa de un ritmo espléndido que, en las manos del hábil Greg Larocque —quizás no un talento sobrenatural en el tablero, pero lo suficientemente funcional como para ir como anillo al dedo a lo que los guiones necesitan—, nos deja unas cien páginas iniciales inmejorables.
Después vendrán cruces con Aquaman y con Green Lantern y enfrentamientos con villanos tan reconocidos como Abrakadabra, Grodd o Héctor Hammond, uno de los antagonistas más insignes de la galería de Linterna Verde; y todo, absolutamente todo, quedará clasificado bajo la categoría de entretenimiento de primera que, decía antes, será premisa que caracterice de forma indiscutible al discurrir de una etapa fértil en la que Waid dejaría su impronta y frescura —esa que seguimos encontrando en su reciente estancia en ‘Daredevil’ o en el recién cerrado año que ha estado capitaneando la genial maxiserie de ‘Viuda Negra’— antes de ceder el testigo a ese titán y campeón de DC que es Geoff Johns.
Flash de Mark Waid. Nacido para correr
- Autores: Mark Waid & VVAA
- Editorial: ECC
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 424 páginas
- Precio: 35,63 euros en