‘Fellini en Roma’, genio que mira a otro

Tyto Alba no para. El artista de Badalona no deja escapar su cita anual con Astiberri y, como ya hiciera el pasado 2016 con aquella moderada decepción que fue ‘La vida’, el anterior con ‘Tante Wussi’ y el anterior con la maravillosa ‘La casa azul’, nos hace llegar ahora ‘Fellini en Roma’, un singular y muy surrealista acercamiento a la legendaria figura de Federico Fellini, el inmortal cineasta italiano que, junto con Roberto Rossellini y Pier Paolo Pasolini, puso al cine de su país en el punto de mira internacional después de que la Segunda Guerra Mundial hiciera estragos en él.

Distanciado del realismo de Rossellini y de lo cargante del cine de Pasolini, el vital surrealismo que rodeó a la cinematografía de Fellini, la manera en la que se sirvió del séptimo arte para exorcizar demonios de su existencia pasada —y ningún ejemplo de ello hay mejor que la insigne ‘Amarcord’— o la alegría que rezumaban un buen porcentaje de los títulos de su filmografía… todo ello puede palparse en cómo Alba, mudado para la ocasión a la ciudad de las siete colinas, se mete en la piel de su «personaje» y, durante ochenta fantásticas páginas, llenas de acuarelas asombrosas y de un sentido de la narrativa singularmente brillante, nos traslada a otra época, una en la que Anita Eckberg chapoteaba despreocupada en la Fontana Di Trevi, en la que Giuletta Masina era una musa como no ha habido otra y en la que el cine del viejo mundo jugaba al ajedrez entre Italia y Francia.

Con la partida medio ganada por el país de la bota —al menos hasta la aparición allende los Pirineos de nombres como Goddard o Truffaut— es la ecléctica personalidad de Fellini la que marca a fuego el devenir de una lectura siempre a la búsqueda de coger desprevenido al que se sienta al otro lado de la página. Mezclada dicha sana y loable intención con cierta sensación de melancolía —a fin de cuentas, el Fellini del que echa mano Alba es el cineasta de sus últimos años/¿días?—, son muchos los sentimientos que el lector irá encontrándose a lo largo del desarrollo de un volumen del que lo peor que se puede decir es que nunca deja indiferente. Si eso es lo peor, lo mejor que puede llegar a afirmarse sobre ‘Fellini en Roma’ es que Alba ha sabido sortear los sinsabores de ‘La vida’ y se ha reencontrado con su mejor versión, una que nos ofrece en bandeja de plata con ribetes y que, cómo no, nos deja con ganas de mucho más. Pero para eso, es de suponer, habrá que esperar todavía como cosa de un año. Mientras tanto, acérquense y lean esta suerte de biografía no oficial de uno de los personajes más emblemáticos del séptimo arte del siglo XX. No se arrepentirán.