‘Fatal’, femme noire

Tras haberlo conocido en la terna de volúmenes publicados por Norma hasta el momento —compuesta por ‘La balada de la costa oeste’, ‘Cuerpo a tierra’ y ‘La loca del laberinto’— resulta muy extraño afrontar la lectura de una historia de Jean-Patrick Manchette que no venga de la mano del insigne Jacques Tardi. Ahora bien, que nadie se lleve a engaño; el hecho de que el nombre del gran artista francés no figure en los créditos del volumen no juega ni mucho menos en detrimento de que la traslación que Doug Headline y Max Cabanes hacen del texto original del prolífico escritor. Antes bien, basta abrir ‘Fatal’ y asomarse a la espléndida belleza plástica de las páginas del dibujante para que cualquier (absurdo) prejuicio que se pudiera tener en contra de lo que aquí vamos a encontrarnos, quede desmontado ipsofacto.

Relato noir en toda regla protagonizado por una femme fatale en TODA REGLA, ‘Fatal’ encuentra su otra virtud fundamental en la forma en la que Headline trata la narración de esta historia sobre una mujer que es un auténtico cáncer para todo aquel que se cruza en su camino. Un cáncer envuelto en belleza, sensualidad y enigma que será la perdición del pequeño pueblo de Bellville, una localidad a la que Aimée Joubert —si es que ese es su nombre— llegará después de los actos criminales que se nos presentan, y de qué manera, en el prólogo de la narración. Un prólogo en el que el guionista ya deja ver lo que comentaba al comienzo del párrafo, una manera de aproximarse a la novela de Manchette que —sin haber leído el texto original— parece respetar este al máximo con la inclusión de numerosos textos de apoyo que hasta dónde uno es capaz de discernir están extraídos directamente de aquella.

La combinación de dichos profusos textos con unos diálogos que se nos antojan punzantes y de la precisión de un escalpelo es, no obstante, la punta de un iceberg cuya base es un bloque de extrema solidez basada en el talento de Cabanes. Activo desde hace cuarenta años, el veterano dibujante francés es un portento de la caracterización de los personajes y del uso de la elipsis narrativa, convirtiendo la lectura de sus viñetas en un ejercicio de constante juego de atención con aquél que sostiene el volumen. Conjugado su trazo y formas expositivas con un soberbio uso del color —impresionante la profundidad con la que éste se trata en algunas «escenas» y la personalidad que aporta a las mismas— ‘Fatal’ es uno de esos títulos que cualquier amante del género negro que disfrute con los trabajos de Ed Brubaker al otro lado del charco no debería dejar pasar.