Hace diez años la blogosfera era un auténtico hervidero. Si tenías algo que contar y la pulsión por escribir superaba al miedo por que tu forma de expresarte necesitara más de un pulido, las diversas opciones de creación de blogs gratuitos otorgaban la oportunidad perfecta para formar parte de esa necesidad de compartir información de cualquier tipo a la que internet lleva dando respuesta desde sus inicios. Y, claro está, dentro de las infinitas posibilidades de temas que tratar, el cómic era uno que encontró amplia cobertura en este rincón del mundo. «De un día para otro», uno podía elegir entre una amplia oferta que iba desde el análisis elocuente y sesudo de Álvaro Pons en La Cárcel de Papel hasta las chorrAH!das de Nacho en las Cosas de Nacho, pasando por los espléndidos análisis de Un Tebeo con Otro Nombre, las reseñas diarias que Mario, un pequeño grupo de amigos y servidor colgaban en Lecturas Recomicdadas o, por supuesto, las interesantísimas entradas que se curraba Juan Manuel Anguas.
Casi sin quererlo, entre muchos de los blogeros y usuarios fue creándose una comunidad de la que nacieron amistades que, ignorando las distancias geográficas, compartían apasionados y extensos correos en los que se trataban asuntos mil que podían tener que ver con los tebeos…o no. Algunas de ellas, como suele pasar siempre, quedaron atrás en el camino. Otras, como la que me une con Juanma —para el que no se haya dado cuenta, el Angux que firma ‘Avery’s Blues’— ha sabido mantenerse en la distancia que separa Algeciras de Madrid, y aunque en estos casi diez años aún no hemos logrado conocernos cara a cara, han sido muchos los e-mails y bastantes las llamadas que han mantenido prendida la «llama» de una buena amistad que, de acuerdo, se separa del concepto más físico de la misma por circunstancias obvias pero, aún así, puede ser considerada como tal por el mutuo respeto y afecto que nos profesamos.
Y, claro está, sabedor desde hace cosa de un año que su largamente acariciado sueño de ser guionista iba a convertirse en realidad, no hemos querido dejar pasar la oportunidad de sentarnos a hablar para compartir impresiones, anécdotas y risas —que nunca falten— sobre su «criatura».
Fancueva: Creo que la pregunta es obligada para situar a nuestros lectores ¿Cuándo empezaste a leer cómics?
Angux: Como lector llevo «toda la vida». Recuerdo que cuando era pequeño y mi padre iba a diálisis me quedaba con mi madre leyendo ‘Superlopez’ y las típicas cosas de Bruguera —ella era una lectora voraz del tebeo de humor español—. Pero también tuvo mucho influencia mi padre, que «se bebía» los tebeos de aventuras españoles —ya sabes, ‘El Jabato’, ‘Capitán Trueno’…
F: Vaya suerte la tuya. Yo tuve que esperar a conocer a mi suegro para compartir con alguien esta pasión…
A: (risas) Total, que uno se hace mayor. Comienza a trabajar. Se case. Tiene hijos. Y por una razón o por otra, deja un poco de lado aquello que tantas horas consumió en su niñez y adolescencia.
F: Porque…y esto es algo que nunca te he preguntado…¿tu trabajo cuál es?
A: Soy auxiliar administrativo. Un trabajo que no tiene absolutamente nada que ver con el mundo del cómic; y que encima, y por desgracia, me deja pocas horas para disfrutar de éste.
F: ¿Y cómo fue el salto a la blogosfera?
A: Pues empezó para dar salida a una necesidad que coincidió con una vuelta al mundo del cómic en la que descubrí un tipo de lectura que desconocía hasta entonces.
F: Te refieres al europeo, claro
A: Exacto. Y como siempre he sido muy curioso, me metí en foros y demás para informarme del vasto mundo que se abría bajo mis pies. Y como quiera que leyendo me descubría haciendo reflexiones que creí que valía la pena compartir, de ahí se me ocurrió arrancar con la Caraviñeta. Eso sí, en un primer momento dar a la luz al blog respondió más a hablarme a mí mismo que a los demás, porque no creía que a nadie le fuera a parecer interesante lo que yo tuviera que contar…aunque eso te sonará, ¿no?
F: Y tanto. En mi caso llevo escribiendo casi veinte años para distintos medios —virtuales o impresos—, y aún contando con cierto bagaje, cuando arranqué con Lecturas Recomicdadas dudaba que la bitácora fuera a tener mayor repercusión que las de los cuatro «chalados» que la descubrierais por accidente.
A: (risas) Sí, comparto el sentimiento.
F: ¿Y qué te llevas de la Caraviñeta?
A: De los tres años «serios» en los que la mantuve, lo primero que me llevo es un tremendo aprendizaje en lo que a cómic europeo se refiere. También me permitió conocer a mucha gente, autores y otros a los que hoy puedo llamar amigos. Pero por mucha pasión que le pusiera, me terminó matando el tiempo, los artículos que escribía eran demasiado largos y costaba mucho poder rematarlos en condiciones sin que el blog sufriera cierto descenso de ritmo de actualizaciones y lo que en principio era un hobbie terminó siendo una obligación y me vi en la necesidad de abandonarla.
F: Otro sentimiento que comparto, si no al 100%, al 90%. Total, que dejas la Caraviñeta y te «metes» en otro «embolao», ¿no?
A: Bueno, lo del ESCOGE fue una idea bonita que tuvimos mi amigo Siles —un librero de Getafe— y yo. Las veces que nos veíamos hablábamos de ello y de la necesidad de dar una difusión “seria” y comprometida al mundo del cómic. Tratar de situarlo a la altura de otras artes. Hablamos con el ayuntamiento, acepto la idea como suya y nos pusimos a trabajar en ella. Por suerte tuvimos la fortuna de contar con magníficos críticos y amigos, además de profesionales del medio, que enseguida se sumaron al proyecto y nos ayudaron a hacerlo realidad en un par de ocasiones (seguimos a la pelea para ver si pudiera darse alguna más)
F: Llegasteis incluso a poner nombres en las calles de Getafe de grandes historietistas, ¿no?
A: Bueno, esa era la idea, si. Pero aún no existen esas calles en Getafe.
Existe un certificado que determina que esas calles se deben poner y a esos nombres, pero en getafe hemos pasado por dos gobiernos, con todo lo que ello implica y la cosa se ha retrasado más de lo que debiera. Ahora mismo ese es mi máximo compromiso con el mundo de la historieta y quizás lo que más me quita el sueño. He hecho de ello un compromiso personal con los autores y con los aficionados. Me consta que los trabajadores del ayuntamiento de Getafe también están comprometidos con este tema, por lo que más temprano que tarde, por fin, podremos ver que las calles de getafe homenajean a nuestros grandes autores y podré, por fin también, descansar en ese sentido.
F: Y de ESCOGE pasamos a dar salida a la picazón de escribir y ser guionista de cómics…¿cuánto has tardado en conseguir tan complicado sueño?
A: La verdad, no sé qué me pasa que las cosas me suceden sin pensarlas demasiado. No suelo ser muy reflexivo (risas). Abandono la Caraviñeta y comienzo hablar de tebeo en las redes sociales, un medio que creía que era el futuro de este hobbie. De siempre he escrito relatos cortos, canciones, y un buen día se me vino una historia a la cabeza sobre un asesino en serie —el Arropiero, un asesino que lo fue por condicionamiento genético, igual que el Estrangulador de Boston— y empecé a hacerme preguntas como qué pasaba por la mente de alguien que se ve empujado a tener que matar por algo que no puede evitar. Y de ahí empecé a mover la historia y fue como me «convertí» en guionista…casi sin pretenderlo.
F: Otra pregunta que es casi obligada, ¿cuáles dirías que son tus influencias a la hora de escribir?
A: Así de partida lo primero que diría es que me gusta, y me gusta mucho, eso que hacen muy bien los franceses que es meter algo de compromiso social sin abandonar la aventura por la aventura.
F: Y tanto que te gusta, en ‘Avery’s Blues’ hay bastante de eso…
A: Sí, todo lo que he podido y más (risas). Me gusta que mientras lees algo que te entretienes saques algo más —como pasa, por ejemplo en ‘Un poco de humo de azul’ , de mis admiradísimos Lapière y Pellejero—…contar la vida de alguien intentando dejar una muesca social, algo que mueva a la reflexión. Es por esto por lo que me dejaron de gustar los tebeos de superhéroes clásico y los de humor, porque no encontraba nada en ellos y sí a manos llenas en autores como Herrmann, Jaime Martín, Rubén Pellejero…y tantos autores que acababa de descubrir.
F: Es que, hoy por hoy —y me duele admitirlo, para qué engañarnos— el cómic de superhéroes entendido bajo la óptica empresarial de DC y Marvel está pasando por unos momentos lamentables. DC ha levantado algo de cabeza con ‘Rebirth’, pero ver la oferta mensual de Marvel es una experiencia cada vez más desalentadora. Eso sí, si quieres un consejo, yo me acercaría a la de ya a alguna de las muchas propuestas Image, que está haciendo un trabajo asombroso con series que no se atan a nada y no están sometidas a los vaivenes creativos de las colecciones de las dos majors.
A: Me lo apunto.
F: Volviendo a encauzar el discurso ¿En que momento abandonas al Arropiero y nace Avery?
A: Como quiera que ‘El Arropiero’ era mi primera historia, costó bastante abandonarla. Crees en ella y como guionista novato te obsesionas y piensas que no te va a salir otra tan redonda. Tuve la oportunidad de hacérsela llegar a autores completos y compañeros de profesión…me decían que estaba bien y me corregían fallos que tenía…empecé a moverla con algún que otro dibujante de entre los que se quedó Jesús Alonso Iglesias —del que hablaremos en pocos días en virtud a ‘Paquet de mierda’— fue el que inicialmente confió en la historia y en mí. Curiosamente Jesús siempre me ha ayudado bastante en este proceso de convertirme en guionista, confiando en mis historias..¡A veces incluso más que yo mismo!…pero mi impaciencia y el que la situación no avanzara todo lo rápido que yo quería mataron al Arropiero…mea culpa.
F: Una lástima. ¿Crees que algún día podremos leer lo que hiciste con el personaje?
A: Desafortunadamente, tengo casi descartado que el Arropiero vea la luz alguna vez. Pero en fin, fue «darle puerta» al asesino en serie y comenzar a formarse en mi cabeza otras historias, entre ellas la idea que desembocaría en ‘Avery’s Blues’.
F: ¿Serías capaz de hacer una secuencia de cómo ‘Avery’s Blues’ llegó a hacerse realidad?
A: Puf. A ver…vaya cosas que se te ocurren (risas). Primero completé una idea global del cómic y fue cuando, por casualidad, ví unos dibujos de Nuria en Facebook que me dejaron «alucinado». Contacté con ella y le trasladé la idea de la historia, a lo que contestó que le gustaba lo que le había propuesto. Lo siguiente fue comenzar a mover el tebeo en el mercado francés, al que ya me había aproximado con una historia llamada ‘Viral’ dibujada por Jesús Alonso, y del que ya tenía ciertos contactos. Así que intentamos probar fortuna en Francia. Desde allende los Pirineos nos contestan varias editoriales positivamente, que si la historia era muy interesante que si el dibujo lo era aún más; pero que al tratar sobre un bluesman iba a ser difícil de comercializar por cuanto es un tipo de relato que es casi un género en sí mismo en Francia. Pero entonces aparece Raule y me alienta comentándome algo así como «tío hay muchas historias de samurais y yo estoy haciendo ‘Isabellae’… lo importante no es de qué hables en tu historia, sino dotarla de una personalidad que la haga única, diferente…” Vamos, que me convenció (risas). Es entonces cuando aparece en escena Steinkis, una editorial poco conocida que nos pone muy buenas condiciones y que parece apasionada por la historia. Comienza entonces el proceso de intercambio de información entre Nuria y servidor. Se hacen cambios en la historia a colación de algunas ideas de Nuria. Y arranca el proceso definitivo…
F: Un proceso que ha durado…
A: Poco más de un año. Desde los primeros bocetos hasta lo que tenéis en las manos, un año. Nuria aparte de ser buena dibujante es rápida.
F: ¿Cómo entra Dib-buks en todo esto?
A: La editorial francesa contacta con varias editoriales de aquí y Dib-buks es la que más apuesta por la historia…aunque esto es una suposición, habría que preguntar a Ricardo (Esteban) (risas)
F: Entrando en materia con el cómic, lo primero que me llamaba el otro día la atención cuando lo leía es la parte más documental. Todo aquello que atañe a la música, y la ambientación en la época de la Gran Depresión
A: La parte musical es fácil incluso si no te gusta el mundo del blues. De hecho, yo no soy muy fanático de dicho tipo de música, me gusta, claro, pero no exclusivamente. Lo que de verdad me fascina es la mística que lo rodea. En lo que a la época se refiere, resulta también bastante sencillo por todo lo que hemos leído y visto acerca de ella hasta el punto de tenerla interiorizada como nuestra.
F: De hecho, eso es algo que me sorprendió sobremanera, que parece que escrita por un yanqui…
A: Creo que está escrita por un europeo de los que ha «mamado» desde siempre la cultura estadounidense. Vamos, que seguro que tú y yo puede que sepamos más de esto que de nuestra propia historia —ya estemos hablando de Carlos V o de cómo se vivía en 1930 en nuestra propia ciudad—. La cultura yanqui es universal porque ellos se han preocupado en universalizarla. No necesitas documentarte excesivamente porque llevas toda la vida haciéndolo.
F: Dió la casualidad que días antes de leer el cómic revisite ‘Las uvas de la ira’ y creo que hay mucho de Steinbeck en tu trabajo….
A: Eso me ruboriza (risas).
F: (risas) A ver, salvando las distancias, claro. Pero no deja de ser cierto que, como pasa en la novela del estadounidense, tus personajes atesoran una tridimensionalidad incuestionable aún estando dibujados con cuatro trazos. También me gustaron mucho los secundarios y la definición que haces de ellos.
A: Los secundarios son una herramienta para contar esta road movie. De hecho, siento que en muchas ocasiones me quedé corto con ellos por centrarme en cómo Avery va cambiando en su relación con Johnny. Pero claro, tienes ochenta páginas y no puedes profundizar en todos como quisieras.
F: Sí, pero tienen su calado y están metidos justo cuando deben estar para provocar esos cambios que apuntas. Me estoy acordando de los presos en el vagón y de cómo lo que con ellos pasa lleva al flashback…
A: El flashback en principio no iba en el cómic. La idea que desemboca en el flashback partió de Nuria. Pero inicialmente lo que yo pretendía era meterla sin pasar por darle mucha importancia. Lo discutimos y finalmente decidimos que el que el flashback apareciera donde lo hace daba cierto dinamismo a la historia y rompía con el ritmo de la misma. Pero insisto, en principio no iba a ser un flashback, más una explicación sucinta del pasado de Avery que terminó transformándose en lo que se puede encontrar en el tomo porque da lugar a entender los motivos de la historia.
F: Dada la ambientación del cómic y el hecho de que aparezca cierto ángel caído, he echado en falta algún guiño hacia el Robert DeNiro de ‘El corazón del ángel’
A: Los huevos están…(carcajadas)
F: Hablemos ahora del trabajo de Nuria
A: Nuria se ha convertido en una debilidad personal. Vale que es normal que ahora le haga la pelota (risas), pero no es ni necesario…fue, como te decía antes, ver una imagen suya, enamorarme de su forma de dibujar y de ahí empezar a trabajar con ella. Trabaja, también lo hemos comentado, de forma muy rápida, y se implica mucho en la historia. De hecho es algo que agradezco más que otra cosa de un artista, que de ideas y ayude a transformar el proyecto. Que no se limite a seguir a rajatabla el guión como si fuese un encargo que nada tiene que ver con él. Trabajar con Nuria es, en todos los sentidos, muy, muy cómodo.
F: Para ir finalizando, ¿qué nos puedes contar sobre tú próximo proyecto? Porque ya tendrás algo en mente, ¿no?
A: Pues sí, un western.
F: No hace falta que digas más…ya me lo has vendido (risas)
A: No, espera, matizo, un western con tintes sobrenaturales…
F: Joder, ahora me lo has vendido más todavía.
A: Y con carga social, claro. ¡Ah! Y basada en hechos reales….no puedo contar más —en realidad sí que me contó mucho más, pero eso se queda entre mi amigo y yo 😛
F: ¿Autoconclusiva?
A: Sí, yo siempre trabajo con historias autoconclusivas. Me da pánico el tener que cerrar cada volumen y cada ciclo argumental…
F: Una última pregunta, ¿cómo se siente uno cuando tiene entre sus manos un cómic con su nombre en la portada?
A: Pues…es una mezcla extraña…se vive con mucha ilusión…no sé…sacar adelante este volumen ha sido algo muy peleado y muy bonita…ves la alegría de un montón de amigos que celebran que hayas conseguido sacar a la criatura adelante, y eso es más satisfactorio que casi cualquier otra cosa…yo hago muchas cosas que me planteo como reto y es una satisfacción llegar a completarlas.
F: Bueno, querido amigo. Muchísimas gracias por tan agradable rato. Espero que ese western llegue a buen puerto y que podamos hablar de él a la mayor brevedad posible.
A: Cuenta con ello.