Práctica muy común en el mundo del cine, el que dos productoras fijen sus miras en una misma historia y ofrezcan diferentes puntos de vista sobre ella de forma casi simultánea es algo tan normal como que una de ellas termine permaneciendo en el recuerdo mientras la otra es relegada a un segundo plano —si no al olvido—. Ejemplos de ellos son, por citar algunas, las duplas que encontramos entre ‘Robin Hood. Príncipe de los ladrones’ y ‘Robin Hood – El magnífico’, ‘Armageddon’ y ‘Deep Impact’, ‘Bichos’ y ‘Antz’ o, más recientemente, los dos proyectos (uno ya estrenado, el otro en producción) que se van a terminar acercando a la vida y milagros de Steve Jobs. Ahora bien, si es normal encontrar títulos de temática similar (cuando no idéntica) en la gran pantalla, toda vez fijamos nuestra atención en el cómic, la normalidad pasa a ser una excepción de tal entidad que, al margen de puntuales acercamientos a ciertas obras literarias, que se dé la casualidad de que dos títulos se aproximen al mismo hecho histórico resulta algo sospechosa cuando, además, lo hacen —lo hicieron— con tres años de diferencia.
Del primero en discordia hablábamos no hace mucho con ocasión de la reedición que, con ocasión del centenario de la odisea que Ernest Shackleton y sus hombres vivieron en la Antártida, Planeta realizó del soberbio ‘Endurance’ de Luis Bustos, una obra sobre la que deshacerse en elogios que, como comentaba, se adelantaba tres años a la publicación original en Francia de la que hoy nos ocupa, ‘En los confines del mundo’. Estableciendo las ineludibles comparaciones entre una y otra, resulta obvio a la hora de valorar cada una que los esfuerzos de Bustos por dar con soluciones gráficas arriesgadas y con hacer de su aproximación a la historia de estos exploradores convertidos en héroes por la historia algo único no se encuentra en los dos álbumes firmados por Malaterne, Henry y Richez a los guiones y Frasier en el apartado gráfico. Antes bien, si hay algo que caracteriza a priori —énfasis en «a priori»— al integral publicado por Yermo es lo regular, poco aventurado y hasta acomodaticio de una apuesta que, no obstante, funciona de manera espléndida.
Narrada mediante la «voz» en off del diario de Shackleton, la única pega que le pondría a ‘En los confines del mundo’ al margen de ese talante acomodaticio a los patrones más genéricos que uno pueda abstraer del cómic francobelga es su precipitado final, que resuelve esta historia de supervivencia en condiciones extremas en poco más de cuatro páginas después de haber invertido el resto de las 96 en acercarnos a lo indomable del grupo de aventureros encabezados por un soñador que pretendía ser el primero en cruzar la Antártida. Más allá de eso, el trabajo de los cuatro artistas aquí implicados resulta impecable, tanto por lo bien que el guión nos describe a las personalidades de los diversos tripulantes —resaltando, por supuesto, la obsesión casi «Ahabiana» de Shackleton— como por la precisión con la que escritores y, por supuesto, dibujante, nos trasladan a los hielos eternos del continente más austral de nuestro planeta. De hecho, es la labor del último la que más cabría reseñar en una semblanza global sobre un álbum que, editado con esmero por Yermo —algo a lo que ya nos tienen más que acostumbrados—, es un complemento perfecto a lo que leímos hace seis años de mano de Planeta.
En los confines del mundo
- Autores: Malaterre, Henry, Richez y Frasier
- Editorial: Yermo
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 96 páginas
- Precio: 22,80 euros en