Hablar de esta magnífica adaptación del Elric de Melniboné de Michael Moorcock de la que Yermo ha publicado hace escasas semanas su cuarto álbum, es hacerlo, antes que nada, de la dura prueba de paciencia que hemos tenido que superar los lectores que caímos rendidos ante las páginas de la primera entrega…allá por ¡¡¡2013!!! Como lo leéis, ocho años para cuatro álbumes. Para que después digan que la vida del coleccionista es un camino de rosas: sin que esto haya sido responsabilidad de Yermo, como sí ha ocurrido en otras ocasiones con otras editoriales, la letánica cadencia con la que han ido apareciendo los cuatro volúmenes de este primer ciclo de la adaptación de una de las cumbres indiscutibles de la fantasía heroica sólo ha sido fiel reflejo de lo que Glénat ha hecho al otro lado de los Pirineos. Tanto es así, que cada aparición de un nuevo álbum en el país vecino venía seguida de un puñado muy reducido de meses antes de tener en nuestras manos la correspondiente traducción al castellano. Pero, claro, en última instancia eso ha sido pequeño consuelo cuando, como digo, hemos tenido que aguardar pacientes un año entre el primero y el segundo, cuatro entre el segundo y el tercero y, finalmente, los tres que han transcurrido desde pudiéramos dejarnos embelesar con ‘El lobo blanco‘.
Ya sabéis de sobra que no soy nada amigo de destripar detalles del devenir de una trama ni siquiera cuando esta se basa en libros con décadas de antigüedad a sus espaldas como es el caso de las crónicas de Elric y Tormentosa. Y como quiera que no voy a incurrir en ellos después de las casi 200 páginas que suman los tres primeros álbumes de ‘Elric‘, me vais a permitir ser mucho más laxo de lo habitual en este apartado y sólo incluir unas muy breves pinceladas sobre el ficticio universo de Elric para aquellos que nunca hayan catado las delicias de los textos de Moorcock: las aventuras de este atormentado anti-héroe albino tienen lugar en los Reinos Jóvenes, una tierra que siempre ha mirado con terror a su corazón, el reino de Melniboné, y a sus crueles habitantes, que han convertido el dolor en un auténtico arte. En la capital de este reino conoceremos a su último emperador, Elric, a quien muchas voces acusan de ser responsable de la debilidad que acusa su tierra y que, con su siempre sedienta de sangre espada, tendrá que ponerse al frente de su ejército para combatir enemigos dentro y fuera de sus fronteras.
Haciéndome eco de las propias palabras de Moorcock, os diré que el ‘Elric’ que adaptan Julien Blondel y Jean-Luc Cano es, de lejos, la más fidedigna adaptación que han conocido las aventuras del personaje. Habida cuenta de que ahí tenemos a lo que Roy Thomas y nombres como P. Craig Russell hicieron en su momento, la anterior afirmación no es baladí. Pero, claro está, cuando uno tiene a su lado el equipo artístico con el que han contado los dos guionistas a lo largo de estos ocho años, cualquier empresa parece adquirir tonalidades de sencillez: Robin Recht, Didier Poli y Julien Telo han sido las manos que, trabajando de manera conjunta, han logrado dar fastuoso cuerpo a unas planchas que, desde el primer volumen, se han hecho fuertes en esa cualidad de abrumadoramente épicas que apuntamos en el titular: acusando quizás algo de oscuridad en la elección de la paleta cromática aquí y allá, lo que los tres artistas han logrado conforme la acción iba avanzando no puede calificarse de menos que prodigioso, una hazaña que en este cuarto álbum cabe atribuir de manera exclusiva a Telo y que se resuelve, como en los anteriores, a un nivel espectacular y asombroso. Tanto, que no podemos sino recomendaros fervorosamente que, ahora que el primer ciclo por fin ha llegado a su fin, contempléis haceros con el cuarteto y os dejéis llevar por las mil y una maravillas de ese potente y cruento relato que es la historia del emperador albino y su espada.
Elric 4. La Ciudad de los Sueños
- Autores: Julien Blondel, Jean-Luc Cano y Julien Telo
- Editorial: Panini
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 68 páginas
- Precio: 16 euros