No resulta sencillo escribir sobre una lectura como ‘El Nao de Brown’. Y ello no es debido, ni mucho menos, a la vertiente meramente visual de esta singular novela gráfica (como veremos después), sino a la complejidad de los argumentos que Glyn Dillon esgrime en el relato que entreteje con la historia de Nao, una chica que sufre de TOC y que intenta llevar una vida lo más normal posible en un mundo que no le pone las cosas fáciles.
Más allá de que en ningún momento se mencione de forma directa el trastorno de la protagonista, y el lector tenga aprehenderse de sus erráticos modos de comportamiento para inferir que algo no marcha bien en ella, lo que Dillon va desarrollando discurre a tantos niveles diferentes que, sin duda alguna, conforman a ‘El Nao de Brown’ como una de esas lecturas a las que habrá que volver de cuando en cuando para ir desvelando los muchos sintagmas de contenido que un primer acercamiento no es capaz de revelar.
Y es que si hay una sensación constante a lo largo del tiempo que uno pasa dedicado a desentrañar (a intentar desentrañar) los «misterios» que se esconden detrás de las páginas que Dillon concreta para una obra que le valió el Premio del Jurado en el Festival de Angouleme de 2013, esa es la de no estar accediendo a todo lo que el artista británico esconde en los renglones blancos que separan las viñetas de una novela gráfica ambiciosa, sí, pero que al menos en su pátina visual devuelve con creces al lector todos y cada uno de los esfuerzos hechos en una lectura intensa y, sobre todo, sorprendente.
Sorprendente cuando uno va pasando las páginas y se encuentra con un arte que se obstina en escapar los adjetivos más usuales para asirse con fuerza a aquellos que apuntan hacia lo extraordinario: si ya lo que se plantea en las páginas «normales» es suficiente como para tener que descubrirse ante el genio narrativo y la belleza plástica de lo que Dillon es capaz de plasmar, cuando la lectura recae en ese cuento dentro del relato con el que se alterna (y complementa) la vida de Nao, pocos son los epítetos capaces de hacer justicia a lo que se alza ante nosotros, una mezcla soberbia entre el arte de Moebius y la iconografía de Ghibli capaz de dejar asombrado al más pintado.
Y termino reiterando que ‘El Nao de Brown’ será una de esas contadas obras a las que volveré repetidas veces en el futuro con la esperanza más que plausible de poder acceder a eso que este primer acercamiento se ha dejado en el tintero y que se antoja tan apasionante como esquivo.
El Nao de Brown
- Autores: Glyn Dillon
- Editorial: Norma
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas:208
- Precio: 27 euros
«y la belleza plástica de lo que Dillon es capaz de plasmar»
¿Por qué no ilustráis vuestros artículos con VIÑETAS? Es absurdo leer un análisis de un cómic y que pongáis solo la portada.(además de muy aburrido 🙁 )