‘El libro verde’, el mundo está Roto

Hace un año que no hablábamos de El Roto. Imperdonable, lo sé. Pero la responsabilidad de ello no recae en el que esto suscribe (más que nada porque, si por mi fuera, escribiría mucho más a menudo de ese genio que es Andrés Rábago) sino en el contrastable hecho de que ese ha sido el período de tiempo esperado por Random House para publicar un nuevo volumen que recopile las viñetas del artista español para El País. Y si hace doce meses la catarsis que planteaban las páginas de ‘A cada uno lo suyo’ iban orientadas a convulsionar nuestra conciencia para despertarla a la terrible realidad que nos rodea desde el punto de vista del sometimiento social que cada día más se da hacia los medios de comunicación de masas, lo que vamos a encontrar en ‘El libro verde’ también alude a la conciencia humana, pero desde una orientación completamente diferente.

Lo que El Roto nos propone desde las viñetas aquí recogidas es reflexionar una vez más (ante la estulticia de nuestra especie parece que nunca serán suficientes las veces que se exijan según qué reflexiones) sobre el daño que le estamos haciendo a este punto azul pálido (que diría Carl Sagan) que es nuestro querido planeta. En un momento en el que las voces que claman hacia las energías renovables, la construcción sostenible y, en términos generales, a tener un poco más de consideración por el sustrato que lleva amamantándonos desde que diéramos nuestros primeros torpes pasos en la historia del cosmos, las páginas de El Roto apuntan, como siempre en el autor, a un artista de inquietudes constantes que siempre consigue azuzar, con una mezcla exquisita entre elegancia, elocuencia y cáustico cinismo, nuestras dormidas capacidades para reaccionar ante lo que nos rodea.

Ante el despliegue de genio del que hace gala Andrés Rábago en su constante labor aleccionadora, sólo queda una posibilidad, la total y completa rendición ante el que, con toda seguridad, se alza como el más dotado artista gráfico con el que cuenta el noveno arte español en este momento. Lo que El Roto consigue en una única ilustración, su innata capacidad para condensar infinitas cantidades de información en cuatro trazos y lo mucho que éstos mueven a replantearnos nuestro conocimiento del entorno está sólo al alcance de esos a los que llamamos GENIOS. Una categoría ésta a la que el artista madrileño pertenece, desde hace tiempo, por derecho propio. Y si no me creen, pasen y vean…