Con el año dando sus últimas bocanadas, solemos tender a mirar hacia atrás y observar las cosas con la falsa perspectiva que nos impone el cambio de dígito en el calendario y todas las estructuras económicas y sociales que hay montadas sobre él. En esa mirada hacia atrás, a la que todos sucumbimos en mayor o menor medida, dando cuenta de lo que los últimos doce meses han llegado a dar de sí, esta página suele abundar en lo mejor que nos ha dejado el noveno arte en términos de cómic USA, BD europea y tebeo español dando de manera implícita en el último caso repasos exhaustivos a los diversos catálogos que las muchas editoriales de nuestro país nos han traído durante el año: y si bien ya lo dijimos en su momento, valorando su labor con el Premio Fancueva a Mejor Editorial de 2018, no está de más insistir en la extraordinaria labor que Ponent Mon viene haciendo de unos años a esta parte con un fondo editorial que, poco a poco, ha ido nutriéndose de títulos espectaculares y, sobre todo, tremendamente variados.
Uno de los últimos en colarse en la oferta de la editorial ha sido este ‘El flautista de Arnhem‘ con el que Antonio Gil recorre uno de los episodios más apasionantes de la Segunda Guerra Mundial de una manera tan exhaustiva y pedagógica, que uno no puede más que aplaudir la extraordinaria voluntad del artista español por acercarnos a lo que fue una de las operaciones más complejas y con menos éxito que dio la ofensiva aliada tras el Desembarco de Normandía. Pero lejos de pretender convertir a su tebeo en una mera crónica más o menos bien expuesta de lo que acaeció en tierras holandesas, y sabedor de que una historia necesita un gancho emocional y una intriga continuada para atrapar al lector, Gil rodea a la operación ideada por Eisenhower y Montgomery de un doble entramado que implica a un espía del S.O.E británico y a un paracaidista de una unidad aerotransportada del ejército inglés: cada uno en su particular frente y siempre bajo la estricta sensación de no estar asistiendo a un drama inventado sino a la mera reconstrucción de hechos reales, lo que el español consigue con estas páginas, al menos en términos estrictos de desarrollo de la historia, es de un prodigioso indiscutible.
Harina de otro costal, al menos de manera parcial, es lo que el volumen ofrece en el terreno visual: claro y preciso en su discurso narrativo, y con un dominio asombroso en todo lo que compete a reconstrucción de maquinaria bélica o escenarios sobre los que desarrollar la acción, Gil se muestra no obstante considerablemente hierático en la concreción de sus personajes, no confiriéndoles ese extra, ese punto de expresividad que hubiera estrechado aún más el nudo emocional con el lector. Tirando de referencias fotográficas —por aquí se pasean, por ejemplo, Billy Drago, el Nitti de ‘Los intocables de Elliot Ness‘ o Hannes Messemer, el comandante del campo de prisioneros de ‘La gran evasión‘— y con un estilo que cabría asemejar al de Salva Larroca, lo que le sobra de realismo al dibujo le falta en trabajar en aras de la consecución de un mejor entendimiento de esa vertiente del arte secuencial. Con todo, ‘El flautista de Arnhem’ se alza victorioso en su claro intento de aunar enseñanza histórica y entretenimiento, una hazaña nada desdeñable que lo coloca entre las mejores lecturas del género que hemos tenido el gusto de hacer.
El flautista de Arnhem
- Autores: Antonio Gil
- Editorial: Ponent Mon
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 148 páginas
- Precio: 29 euros