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V. Kingdom Come

‘El escultor’, una bella reflexión sobre la vida y el arte

El escultor

Existe un deseo inherente en los seres humanos, especialmente acusado en aquellos a los que llamamos artistas, que tiene que ver con la trascendencia, con la inmortalidad, con el hecho de dejar huella después de la muerte. Es la única manera que tenemos para, en cierto modo, intentar burlar los inevitables designios de la Parca, y los hay que para conseguirlo son capaces de cualquier cosa, tanto en la realidad como en la ficción. Es lo que le ocurre a David Smith, el joven escultor que protagoniza la nueva novela gráfica de Scott McCloud. David tuvo esos quince minutos de fama de los que hablaba Warhol, y fue, durante un breve periodo, el artista predilecto de un mecenas con el que estaba convencido de que llegaría a lo más alto. Pero aquello terminó, y al arrancar la obra David es apenas una sombra de sí mismo, un recuerdo vago en la mente del público y de los críticos, hasta que la Muerte en persona, encarnada en un familiar suyo, se presenta ante él con una proposición. Como si fuera Fausto, o Robert Johnson en un cruce de caminos, David decide aceptarla y entregar su vida a cambio de su obra. De este modo, David consigue el don de esculpir cualquier cosa con sus manos, pero en contrapartida, morirá al cabo de 200 días.

La premisa de ‘El escultor’ no es el colmo de la originalidad, pues a todos nos vienen a la cabeza ejemplos de ficciones en las que el protagonista vende su alma o su vida a cambio de algo, pero McCloud lo compensa dotándola de la profundidad y el carácter necesarios. Lo que comienza siendo una reflexión sobre el arte, la creatividad, el mercantilismo y la fama, evoluciona hacia otros aspectos más íntimos y personales con la aparición de Meg, un personaje del que cuesta trabajo no enamorarse. Actriz en ciernes, sensible, cariñosa y de carácter algo volátil, Meg se convierte en el puente que une a David con la realidad, cuyas convicciones comienzan a resquebrajarse cuando comprende que la relación que comience con ella está condenada a acabar de forma abrupta con su muerte, y cuando se plantea si debe confesarle o no la verdad. Entretanto sigue trabajando en su obra, siendo capaz de modelar con sus manos cualquier superficie imaginable, y sin embargo descubre que el talento no siempre basta para convencer a los críticos, al público, e incluso a sus allegados.

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‘El escultor’ es la historia de dos personajes que intentan buscar su sitio en el mundo, mientras cada uno persigue su propio sueño. Por el camino se les plantean toda clase de dudas, relacionadas con su propia vida y creatividad, con su forma de relacionarse con los demás, con lo que uno siembra durante su existencia y deja después para la posteridad. Pese a su tono melancólico y al agridulce desenlace, este cómic deja un mensaje luminoso y esperanzador, pues nos invita a apreciar la vida mientras dure y trata de orientarnos (digo trata, porque en cuestiones así es imposible ser categóricos) sobre cuáles son las cosas que de verdad importan en la vida, las que de verdad nos hacen ser trascendentes y perdurar en el recuerdo de nuestros seres queridos.

Desde el punto de vista formal, ‘El escultor’ es impecable, como no podía esperarse menos de un estudioso del 9º arte como Scott McCloud. El autor conoce a la perfección los mecanismos de la narrativa secuencial y se sirve de ellos para sacar la mayor expresividad posible de cada página, ya sea jugando con el tamaño y la distribución de las viñetas, con los silencios, con las elipsis, con los planos detalle, con los gestos de sus personajes… Solo se le puede achacar que en algunos pasajes ralentice en exceso el ritmo para tratar de forzar la solemnidad de ciertas escenas, pero es algo que en ningún caso logra empañar el conjunto global de la obra. ‘El escultor’ ha estado a la altura de lo que cabría esperar de su autor, pues es una obra madura que invita a reflexionar y a volver de cuando en cuando sobre sus páginas para disfrutar con los muchos detalles de genialidad que tiene y perdonar sus posibles defectos, que en el fondo, no hacen sino que resulte más humana.

El escultor

  • Autor: Scott McCloud
  • Editorial: Planeta Cómic
  • Encuadernación: Tapa dura con sobrecubierta
  • Páginas: 496
  • Precio: 35 euros

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