Adoro el cómic. Adoro lo que representa. La libertad de poder plasmar en viñetas aquello que quizás fuera muy difícil hacer en palabras o muy costoso poner en pie en imágenes en movimiento. Una libertad que se hace papel año tras año en las incontables propuestas que se producen a lo largo y ancho de este gran planeta en el que vivimos. Una libertad que, quizás, abrazo aún más que cualquier otra cualidad de este maravilloso medio de expresión artística y que, puesta en jaque como se quiso hacer con la censura de ciertas portadas de ‘El Jueves’, provocó una de las reacciones más lógicas, elocuentes y categóricas que se han observado en el mundillo: el abandono de la revista que habían ayudado a levantar de nombres con mayúsculas de la historieta y el humor español que, sinceramente, no necesitan presentación.
Unos nombres que, no hace mucho, decidían que ya era hora de volver a poner su talento al servicio de lo que siempre han sabido hacer mejor: NO DEJAR TÍTERE con CABEZA. Nacía así Orgullo y Satisfacción, una publicación digital de periodicidad mensual que, con la conocida frase de de nuestro antiguo monarca por bandera, ofrece cada treinta días a sus suscriptores la posibilidad de asomarse a lo que algunas de las mentes más lúcidas de esta nuestra puñetera nación tienen que decir al respecto de los políticos que la —ejem— gobiernan, los famosos que la pueblan y las mil y una idiosincrasias que hacen de España este rinconcito tan particular y pintoresco del sur de Europa…o el culo del mundo.
Testigo superlativo de dicho trabajo, el volumen que hoy os traemos es el primero que Orgullo y Satisfacción publica en formato físico, y los lectores no podríamos estar más de enhorabuena. En un año en el que la «Democracia» —y servidor, que para algo nací el mismo día que feneció la dictadura— cumplen 4 décadas, mirar hacia atrás y hacer balance de lo que estos ocho lustros de «libertad» nos han legado es tan obligatorio como el hacerlo a través del filtro del humor, la mala uva y el mayor cinismo posible. Y de eso hay a patadas en ‘El diccionario ilustrado de la democracia española’, doscientas veintidós páginas de aplastante sentido común estructuradas a modo de tesauro en el que tienen cabida desde el pezón de Sabrina hasta la coreografía del ‘Macarena’ pasando por toda una caleidoscópica mirada a los casi quince mil días que han transcurrido desde que aquel 22 de noviembre de 1975 Juan Carlos I fuera nombrado Rey de los españoles.
A ilustración y breve aclaración por página, Albert Monteys, Alberto González Vázquez, Asier y Javier, Bernardo Vergara, Guillermo, Isaac Rosa, Lalo Kubala, Luis Bustos, Malagón, Manel Fontdevilla, Manel y Triz, Manuel Bartual, Mel, Miguel Brieva, Morán y Ágreda, Oroz, Paco Alcázar, Paco Sordo y Toni dan un asombroso vistazo a lo más granado de esta transición perpetua en la que parecemos encontrarnos los españoles. Y por si las espectaculares ilustraciones no fueran suficiente para ofrecer un preciso semblante de qué es España, ahí está ese mayestático epílogo redactado por Isaac Rosa para solucionarlo: la elocuencia del autor, el establecer un recorrido por éstas cuatro últimas décadas del mismo modo que Richard Linklater en ‘Boyhood’ y lo mucho que la gran mayoría de las reflexiones reflejan el sentir de la generación a la que pertenezco convierten a un libro que ya era de OBLIGADA adquisición y lectura en uno de los volúmenes IMPRESCINDIBLES de 2015. Tardando estáis en haceros con él.
El diccionario ilustrado de la democracia española
- Autores: VVAA
- Editorial: ¡Caramba!
- Encuadernación: Rústica con solapas
- Páginas: 222 páginas
- Precio: 15,20 euros en