‘Ekhö, mundo espejo. Nueva York’, un regreso muy esperado

Es algo que los que tuvimos la fortuna de descubrirlo cuando Norma publicó el primer volumen de ‘Sky Doll’ allá por diciembre de 2002 (¡¡¡cómo pasa el tiempo pardiez!!!) llevamos esperando desde que su afortunada colaboración con Barbara Canepa en esa space opera llena de humor y buenas ideas se interrumpiera bruscamente sin dejarnos saber cuál era el destino final de Noa. Y es que, como quedaba demostrado en las páginas de ‘End’, parecía que el verdadero talento detrás de la citada ‘Sky Doll’ no residía tanto en la artista como en el trabajo de Alessandro Barbucci, una sospecha que adquiere visos de realidad cuando uno se asoma a las páginas de esta primera entrega (de las dos que se han publicado hasta la fecha en Francia) de ‘Ekhö, mundo espejo’.

Unas páginas que nos retrotraen algo más de una década a ese momento mágico en el que nos internamos en el universo de ‘Sky Doll’ y que no arrojan ningún atisbo de duda sobre el talentazo que Barbucci posee tanto si estamos haciendo referencia a la parte del diseño de personajes, entornos y criaturas, como si nos centramos en la mera narrativa secuencial. En ambos territorios, Barbucci da sobradas muestras de maestría fusionando, como ya hiciera en su momento, la mejor tradición de la BD de fantasía con modos y maneras directamente extraídos del cómic llegado del país del sol naciente. La colisión entre ambos mundos da como resultado unas planchas espléndidas que, no podía ser de otra manera, sirven asimismo de preciso reflejo del hilarante e imaginativo guión escrito por Christophe Arleston.

Éste, responsable de esa magnífica serie de fantasía que es ‘Lanfeust de Troy’ (pregunta al aire, ¿cuando podremos ver por estos lares las muchas series de tan espléndido personaje que han sido publicadas allende los Pirineos?), plantea aquí las aventuras de Fourmille y Yuri, dos pasajeros de un 747 que vuela hacia Nueva York y que, por razones que irán desvelándose, son trasladados a Ekhö, un mundo espejo del nuestro poblado por fantásticas criaturas y en el que Arleston vierte toda su mala baba a la hora de plantear una sociedad que es pervertido reflejo de aquella en la que vivimos.

La imaginación del guionista, fogueada a lo largo y ancho de su amplia producción, encuentra en este primer álbum nuevas muestras en las que poder regocijarse, y aunque ‘Ekhö, mundo espejo’ no pretenda ser más que un entretenimiento condenadamente bueno, es inevitable considerarlo uno de esos títulos que, sabiendo qué va a leerse y a qué género pertenece, se posiciona pronto en el grupo de cabeza de las infinitas series de fantasía que, año tras año, nos llegan de la imparable maquinaria francobelga. Dicho logro habla muy bien de las muchas bondades de un título del que ya estamos deseando leer esa segunda entrega. Esperemos que no se demore en exceso…