‘Ekhö Mundo Espejo 3. Hollywood Boulevard’, el cine del revés

Al hablar ayer de Christophe Arleston al hilo de la publicación por parte de Yermo de ‘Noche Azafrán’, alabábamos en nuestras líneas el gran sentido del humor que el guionista lleva ostentando desde que a mediados de los noventa diera su primer paso hacia la construcción del fascinante universo de Troy. Un universo del que ‘Ekhö Mundo Espejo‘ hereda no pocos elementos para convertirse en auténtica hija bastarda —en la mejor acepción posible del término— de la mítica serie de Soleil. De hecho, es también en Soleil donde Arleston y el GRAN Alessandro Barbucci venían a alojar hace un par de años una serie que hasta ahora ha demostrado ser digna heredera del espíritu de ‘Lanfeust de Troy’, caracterizada como queda por un espléndido sentido de la aventura y la fantasía y, por supuesto, por un humor por momentos desternillante.

Dicha cualidad, la del humor, es la que prima sobre las otras dos en ésta tercera entrega de ‘Ekhö Mundo Espejo’ que Norma nos ofrecía con motivo del Salón del Cómic. Y lo es por la sencilla razón de que la premisa de situar la acción en el equivalente de Hollywood de ese mundo que es extraño reflejo del nuestro y que está poblado de fantásticas criaturas y situado en una época imposible de definir, da pie a que Arleston y Barbucci orienten muchos de sus esfuerzos de estas 52 páginas a plagar las planchas de bromas que se mueven entre lo obvio y lo brillante hacia el séptimo arte.

Homenaje intencionado a la figura de Marilyn, por ‘Hollywood Boulevar’ pasean los equivalentes en Ekhö de nombres como Liz Taylor, Richard D.Zanuck o, como no podía ser de otra manera tratándose de Norma Jean, el mismísimo John Kennedy. A ellos, guionista y dibujante suman como claro referente en el desarrollo de la trama esa obra maestra de Billy Wilder que es ‘El crepúsculo de los dioses’, y es ésta decisión y no otra la que consigue de un plumazo elevar al tercer álbum de las aventuras de Formuille Gratule y Yuri Podrov como el mejor de la terna que Arleston y Barbucci nos han ofrecido hasta el momento. Una posición que el magnífico trabajo en las viñetas del artista italiano no hace más que refrendar con unas páginas que, quizás algo convencionales en su composición, son de una belleza plástica indudable gracias a lo que de magnífico hay en el tratamiento de los personajes, criaturas y fondos que Barbucci aporta al conjunto.