‘Comicmanía 1’, ecléctica ambición

Soy de la opinión, y siempre que tengo la ocasión, así lo defiendo, que, para poder entender sobre una disciplina artística, sea la que sea, no vale sólo con, por ejemplo, engullir cuántas películas se puedan, mejor, o, en el caso que nos ocupa, cuántos más cómics diferentes, mejor. No. Para poder opinar con cierto rigor sobre lo que uno está viendo, leyendo o contemplando, hay que LEER sobre ello. Y leer mucho. Hacerse con cuántos libros teóricos se pueda e ir incorporando al acervo personal esos engranajes que hacen que, a la hora de analizar la obra de turno, sea mucho más fácil ver su esqueleto y cómo se ensamblan las piezas que lo conforman.

En el caso del cómic, si bien contados por lo relativamente joven del medio y por el hecho de que sólo ahora está despegándose a pasos agigantados de su condición de reducto, de esa molesta condición de sub-cultura bajo la cuál fue observado por las miradas más obtusas y torvas, tenemos un considerable puñado a nuestra disposición que, aquí y allá han encontrado complemento en revistas de divulgación de difusión cuanto menos limitada —y me estoy acordando de la breve pero intensa vida que tuvo ‘CHT’ o, en el espectro opuesto, la veteranía que ya arrastra ‘Dolmen’ pero que nunca ha salido de las fronteras de las librerías especializadas—.

A suplir esa carencia de un formato que llegue a todo tipo de público, que sea capaz de contentar a aficionados y lectores casuales por igual y que, además, encuentre una distribución masiva en kioscos y espacios no especializados es a lo que viene ‘Comicmanía’, una revista de periodicidad bimensual publicada por Panini a la que, como reza el titular de la entrada, le vienen como anillo al dedo dos epítetos bien diferentes: ambiciosa y ecléctica; términos aparentemente aislados que encuentran lugares comunes en las páginas de una cabecera que ya en este primer número deja claro su vocación de llegar a todo tipo de consumidor.

Para hacerlo, el equipo creativo detrás de ‘Comicmanía’ echa mano de una variedad extrema que lo mismo habla de Carol Danvers, que de Blacksad, que mete una animada conversación entre Carlos Giménez y Carlos Pacheco, un análisis de la trayectoria de Bonnelli o un repaso a los nombres femeninos que son hoy citas ineludibles del tebeo español. Y todo ello con un lenguaje cercano, un diseño dinámico y unas ganas locas de no dejarse encasillar bajo ningún concepto por fórmulas encorsetadas: en ‘Comicmanía’ hay lugar para todo, desde columnas de opinión hasta un buen puñado de críticas que van al grano —por cuestiones de mero espacio, claro— pasando por propuestas que a servidor le parecen geniales como las «Autocríticas» —fantástica la que hace Colo de su ‘Animal’—, espléndidas como el diverso tono de las entrevistas o no tan acertadas como esa, en mi opinión, innecesaria página de actualidad llamada a quedarse pronto obsoleta por la velocidad a la que hoy se mueve el mundo.

Pero es esa nota la única negativa que pondría a un primer ejemplar que, esperemos, sea el cimiento sólido con el que se construya la larga trayectoria de esta revista que tanto habla del estado actual del noveno arte en nuestra tierra y, de manera colateral, de un hueco que llevaba años pidiendo ser llenado por un producto de calidad que, como decíamos, fuera capaz de aludir al «comiquero» más irredento, al coleccionista más exigente y al esporádico lector que, tentado por los cantos de sirena del medio, quiera descubrir ciertos entresijos de éste antes de caer rendido de pleno en sus brazos.