Desde Fancueva siempre estamos intentando recomendar lo mejor de lo mejor en cuanto a viñetas se refiere. Hay sitio para comics de todas las épocas y colores, desde lo más clásico americano hasta lo más reciente europeo. Y como disfrutamos tanto escribiendo sobre este vicio que nos trae de cabeza, no es extraño que una determinada obra merezca mayor número de alabanzas que otra. Tal es el caso de una de las etapas más laureadas protagonizada por el mismísimo Dios del Trueno, Thor, en la que Walter Simonson tocó techo entregando unos tebeos perfectos que, a día de hoy, siguen haciendo las delicias de los aficionados. Una vez explicado esto y advirtiendo que hace algunos meses mi compañero Josep ya dedicó unas palabras a la obra en cuestión, vamos a volver a incidir en esta obra maestra del Noveno Arte, porque ella lo vale.
Corrían otros tiempos en los que las cabeceras protagonizadas por los pesos pesados de la editorial estaban más de capa caída que nunca. Una de estas colecciones sobre las que planeaba la sombra de la cancelación era El Poderoso Thor. El hijo de Odín venía de combatir a Los Celestiales (publicada recientemente por Panini en dos estupendos volúmenes de Marvel Gold) en una saga que había sido todo un éxito entre los lectores de la época, sin embargo, tras su conclusión, Thor se vio más perdido que nunca, protagonizando unas historias que en su mayoría eran carne de olvido. Era necesario un cambio, algo que insuflara algo de vida a un título que se arrastraba entre todas las novedades mensuales. Como habrán podido deducir, la salvación llegó y tenía nombre y apellidos: Walter Simonson.
El bueno de Simonson no sería la primera vez que trabajaba con el personaje ya que anteriormente había facturado casi una docena de números y algún que otro anual pero esta vez llegaba como jefe del cotarro. El dar plenos poderes (hasta cierto punto) a un autor para que se encargara de una colección era una maniobra que había dado como resultado algunos clásicos de la talla del Daredevil de Miller o Los 4 Fantásticos de Byrne. Tebeos con mayúsculas que se vieron en la misma situación que Thor. ¿Medidas desesperadas? ¿Nada que perder? ¿Genialidad editorial? Ni lo sé ni me importa. Aquí lo que nos tiene que preocupar es la innegable calidad de estos comics y, como ya sabrán, hay de sobra.
Simonson llegaba con ganas de cambios por lo que desde la primera entrega cogió al toro (¿o es un caballo?) por los cuernos. Eso se nota en la portada del mítico número 337 en la que podemos ver como un ser de aspecto bastante fiero y ataviado con los ropajes del hijo de Odín destrozaba el título del comic de un martillazo. El misterioso personaje respondía al rimbombante nombre de Bill Rayos Beta y sería la primera piedra en la que se construiría una etapa que se prolongaría a lo largo de casi medio centenar de tebeos (miniserie de Balder incluida).
Como suele ocurrir con estos experimentos, los resultados se mueven entre dos opciones: las obras maestras supinas y mayestáticas o la bazofia más infame, repulsiva e inenarrable. Cuando te la juegas a una sola carta no hay medias tintas. Bien es cierto que el autor fue creando su propio universo sin desvelar demasiado a los jefazos de La Casa de las Ideas de sus planes a largo plazo, una estrategia bastante acertada ya que lo que se avecinaba podría haber puesto en peligro algunos de los arriesgados guiones futuros.
¿Qué tenía en mente Simonson? ¿Por qué se iban a echar las manos a la cabeza los dirigentes editoriales? La llegada del mencionado Rayos Beta era el pistoletazo de salido a una montaña rusa de alocadas y originales ideas que rompía de manera radical con todo lo que se había visto hasta ahora sobre el personaje. Para empezar se terminaron las amenazas terrenales ya que lo que Odinson se las tendría que ver con seres sacados de otro tipo de narraciones. Como si de un pasaje de El Señor de los Anillos se tratara, las páginas de la colección se verían repletas de poderosos demonios, fastuosos elfos oscuros o desagradables trolls. ¿Fin de los cambios? Para nada.
Estas criaturas serían tan solo una muestra de la imaginación de Simonson ya que después llegarían otros capítulos como la invasión del oscuro reino de Hela a golpe de ametralladora, la despedida de Donald Blake, despojando así a Thor de “su mitad” humana, la nueva y flamante nueva armadura o la transformación de nuestro héroe favorito en cierto anfibio de verdoso color. Y más, mucho más: Malekith, Loki, Nick Furia, SHIELD, La Encantadora y Hela, pelín molesta por el mencionado ataque sufrido a manos de los armados asgardianos.
El autor vivía un gran momento dentro de la compañía y fue premiado con más colecciones que comandar. Factor-X se había convertido en poco tiempo en una serie puntera dentro del organigrama mutante y no era cuestión de dejarla en manos poco capaces. La solución fue bien sencilla, el matrimonio Simonson (Walter y Louise) despacharían las aventuras de Cíclope y los suyos, mientras que un clásico como Sal Buscema se encargaría de los lápices de Thor y lo haría con sobresalientes resultados, convirtiéndose este trabajo en lo mejor que ha dibujado en su larga carrera.
Panini, por su parte, nos trae este clásico inconmensurable en dos prácticos y manejables volúmenes del Coleccionable Héroes Marvel. Pero lo más reseñable de esta nueva edición es la utilización, por primera vez en nuestro país, del material recoloreado por Steve Oliff, un trabajo perfecto que en todo momento se muestra respetuoso con la obra original, evitando las estridencias y las posibles salidas de tono. Poco más que añadir, corran a la librería para hacerse con esta obra que supuso un antes y un después en la carrera del rubio asgardiano. Todo un Clásico, así, con mayúsculas. [A+]
Coleccionable Marvel Héroes 48 y 49: Thor de Walter Simonson
- Autores: Walter Simonson y Sal Buscema
- Editorial: Panini
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 616 y 584
- Precio: 39,95 euros c/u