‘Caravaggio. Edición Integral en B/N’, epatante

Su tamaño, considerablemente más grande que el de un «mero» álbum europeo, ya deja muy claro hacia donde van dirigidas las miras de Norma a la hora de publicar esta edición integral de Caravaggio: y esa dirección no es otra que la de ofrecer una aproximación lo más espectacular y contundente posible a las espectaculares y contundentes planchas que Milo Manara conjuró para los dos álbumes que conformaron su aproximación a la vida de Michelangelo Merisi Da Caravaggio, uno de los más grandes pintores que ha dado la historia del arte y, entre otras muchas cosas, primer exponente —y me atrevería a decir que uno de los tres mejores que cabría encontrar en la historia de la pintura— de lo que hoy conocemos como Barroco.

Desvestidas de todo ornato cromático, las páginas de ‘Caravaggio’, que hace seis años, cuando nos asomamos a ellas por primera vez, nos parecieron «(…) un constante «orgasmo visual» al que no se le puede interponer reproche alguno ya nos fijemos en la sutileza de su trazo, ya en la delicadeza del uso del color ya en unas composiciones y en una narrativa impecable«, se muestran aún más potentes si cabe con un tratamiento de grises glorioso, expresivo y de un calado como pocas veces hemos visto en unas viñetas desprovistas de color. Tanto es así que, unido a su ampuloso tamaño y al mimo que Norma ha puesto en la edición con una preciosa encuadernación holandesa, nos atreveríamos a afirmar que es esta versión y no la que conforman los dos álbumes sueltos la que más justicia hace al sublime trabajo de orfebrería que lleva a cabo Manara.

Eso sí, que nadie se lleve a engaño, si algo desvela esta revisión de ‘Caravaggio’ es que aquello que también apuntábamos allá por 2015 sobre el guión, y que rezaba que «(…) en el terreno argumental, esta biografía aviñetada adolezca de cierto talante episódico, algo quizás inevitable si Manara ha rehuido de llenar los huecos que la historia desconoce y se ha ceñido lo más posible a la «verdad»» no ha hecho sino consolidarse con el tiempo y, leídas de una sentada, las 128 páginas de este volumen se antojan algo erráticas en el devenir biográfico y un pelín reiterativas cuando de imaginar la creación de los lienzos más famosos del pintor italiano se trata. Pero, como también decíamos entonces, estas fallas son peccata minuta en relación con el éxtasis constante al que el lector se asoma. Un éxtasis que, insistimos, alcanza nuevas y gloriosas cotas en una de esas ediciones que, impensables hace años, están llamadas a engalanar cualquier tebeoteca en la que repose.