'Caballero Luna: el fondo', espléndido reinicio

Aunque de un tiempo a esta parte para poder disfrutar de su arte haya que pasarse por su canal de Youtube los lunes o contentarse con sus magníficas portadas para la edición Deluxe de ‘The Walking Dead‘ —para el que no lo sepa, Robert Kirkman e Image están reeditando de manera quincenal toda la serie con nuevas portadas y, lo que es más importante, a todo color—, siempre tendremos la opción de asomarnos a trabajos anteriores de David Finch para dar cuenta de la considerable potencia que el artista estadounidense lleva gastando desde que prorrumpió en la escena del noveno arte allá por finales de los noventa de la mano de Top Cow. Entre esos, entre los trabajos que cabría revisitar para dejarse llevar por su muy reconocible estilo, servidor siempre ha tenido en considerable estima a este relanzamiento de ‘Caballero Luna’ que, con el novelista Charlie Huston ejerciendo las tareas de guionista, ahora rescata Panini dentro de su sello Marvel Saga.

Y si desde que la leyera por primera vez la he tenido en tan buena consideración es, fundamentalmente, porque a día de hoy considero que en las páginas de estas aventuras de Marc Spector están algunas de las mejores ilustraciones que Finch ha concretado a lo largo de su carrera: ejemplos hay muchos a lo largo de las más de 300 planchas que conforman los 12 números que el artista permaneció en la cabecera, pero no hay que rebuscar mucho para, nada más abrir este primer tomo, dar con la doble splash que muestra al avatar de Konshu descendiendo en caída libre en una perspectiva en contra picado que quita el hipo. Y no hace falta que la incluya aquí, aunque nunca hayáis leído una sola página de este ‘Caballero Luna’, es más que probable que os hayáis topado con la ilustración de marras en alguna ocasión: efectista a máximo volumen, dicha splash es el escaparate más elocuente de lo que el estilo de Finch consigue con su obsesión por el último detalle, con su búsqueda del ángulo impensable o con la abundante expresividad que emana de sus personajes.

Garantizado pues que no seamos capaces de levantar la mirada del papel so pena de perdernos algún detalle, es muy evidente que, aunque se lo curra, Charlie Huston no tiene que hacer grandes alardes para acompañar a lo que su compañero de viaje plantea: el novelista es efectivo —mucho—, y toma las claves suficientes de la primitiva definición del personaje como para hacer que los lectores veteranos se sientan cómodos pero sin que ello suponga un constante traspiés para los neófitos en el justiciero de la media luna. El resultado, al menos en estos primeros seis números que quedan aquí recogidos bajo el título de ‘El fondo’, es un tebeo de superhéroes que se aparta de la norma, que se lee con intensidad creciente y que plantea un espléndido reinicio para un personaje que, cuidado, no conocerá su mejor versión hasta que Warren Ellis, primero, y Jeff Lemire, después, pasen por sus páginas dejando una impronta inigualada…por el momento. ‘Nuff said!!!!