Desde que lo descubriera siendo adolescente gracias a algunas de sus más tempranas producciones, David Cronenberg se convirtió en uno de esos cineastas a los que, siempre que pude, le seguí la pista —que es lo mismo que decir que se la seguí siempre, claro, sólo me salté, porque no casaba en exceso con mis filias cinematográficas, ‘M. Butterfly‘—. Bien es cierto que, durante muchos años, la fascinación que despertó en mí su forma retorcida de contar historias se alineó con que lo hiciera a través del terror o la ciencia-ficción, y que filmes como ‘Crash’ no congeniaron muy bien con lo que esperaba de él; pero también que, cuando fijó su ojo en la dupla formada por ‘Una historia de violencia‘ y ‘Promesas del este‘ dio, a ojos de este redactor, con dos de las mayores joyas de su ecléctica filmografía. Pero el Cronenberg al que hacemos referencia hoy no es el esteta de narración firme y fría que eligió a Viggo Mortensen como «muso» temporal, sino aquél cineasta que traspasaba la carne, que miraba la realidad desde una óptica pervertida y de tintes algo alucinógenos y que, en títulos como ‘Vinieron de dentro de‘, ‘Rabia‘, ‘Cromosoma 3‘ o, por supuesto, esa obra maestra que es el remake de ‘La mosca‘, ponía a prueba los estómagos de los cinéfilos.
Ese Cronenberg que, en cierto sentido, se alinea con el espíritu de nueva carne que también analizaría Katsuhiro Otomo en su inmortal ‘Akira’ es el que sobrevuela inquieto el aroma que se desprende de las páginas de ‘Bottomyards’ que cuajan Ben Passmore y Ezra Claytan Danjels, dos autores perfectamente desconocidos que Nuevo Nueve nos presenta en otra de esas apuestas inesperadas que tanto gusta hacer la casa comandada por Ricardo Esteban y que, centrada en un edificio misterioso y plagada de personajes de esos que, a priori, hasta resultan desagradables, plantea una historia en la que cierta crítica social hacia la gentifricación de las urbes contemporáneas choca de frente con intereses puramente fantasiosos…que son los que acercan la lectura a los dos cineastas ya nombrados.
Hay mucha «nueva carne» en las páginas de ‘Bottomyards’, y la forma de describirla de Claytan Danjels resulta tan desagradable y fascinante como pudiera ser ver a Marilyn Chambers succionar jugos con su apéndice en ‘Rabia’ o asistir a la asombrosa transformación de Tetsuo en un ser de proporciones gargantuescas. Entre uno y otro mundo, de nuevo, navega un cómic que, cuidado, no se lo pone fácil al lector ni con personajes agraciados, ni con diálogos de andar por casa ni con un tono afable que sepa capturar nuestra atención con poco esfuerzo. Al contrario, hay que poner de nuestra parte para dejarse atrapar por la corriente de fondo que arrastra a los protagonistas y entrar al trapo de lo que los autores quieren trasladarnos. Huelga decir que todo ello dependerá sobremanera de la sensibilidad del lector que agarre el volumen. Ya os dejamos claro que, sin parecernos una maravilla, la lectura de ‘Bottomyards’ sí que dejó sensaciones bastante estimulantes como para recomendarla a aquellos que sigan viendo en Cronenberg un modelo a admirar.
Bottomyards
- Autores: Ben Passmore, Ezra Claytan Danjels
- Editorial: Nuevo Nueve
- Encuadernación: Rústica
- Páginas: 152 páginas
- Precio:22 euros