‘Black Hills’, Swolfs decepciona

El nombre de Yves Swolfs está íntimamente ligado al calificativo de calidad gracias, qué duda cabe, a las dos obras más reconocidas de cuántas ha publicado el guionista y dibujante belga a lo largo de su trayectoria. Me refiero de una parte, cómo no, a la soberbia ‘El príncipe de la noche’, una aproximación fantástica a la mitología vampírica bajo el canon de Bram Stoker y, de la otra, a ese superlativo western que fue ‘Durango’. Precisamente por lo desarrollado en éste último, el que Swolfs incidiera de nuevo en el género que tan buenos resultados le ha dado durante los treinta y un años que lleva publicando las aventuras de este singular héroe basado en el personaje que interpretara Jean-Louis Trintignant en ‘El gran silencio’ (un spaghetti western de 1968 dirigido por Sergio Corbucci), era excusa más que suficiente para esperar grandes cosas de esta ‘Black Hills’ por mucho que no viniera dibujada por él.

Desafortunadamente no ha sido así, y el voluminoso álbum recopilado integral publicado por Yermo se queda lejos de la singular grandeza de ‘Durango’, ya estemos hablando de lo que a la historia concierne ya, sobre todo, lo hagamos respecto de la labor de Marc-Rénier. De hecho, es a éste último al que podrían achacársele gran parte de los problemas que arrastra la lectura, ya sea por lo hierático de sus personajes, que siempre parecen tener el mismo rostro, ya por lo hiperestático de su narrativa, que se aleja a galope tendido de la fluidez que habría sido necesaria para dotar de ritmo a el relato urdido por Swolfs.

Éste, que toca muchos de los palos y tópicos que el género cinematográfico yanqui por excelencia cultivó durante su época dorada (y, por ende, los que también aparecieron en el spaghetti western) orbita en torno a una historia de doble venganza, la que pretenden cobrarse un explorador sobre los asesinos de su familia y la que, en segunda instancia, buscará un fotógrafo francés que visita las praderas del Far West para conocer de forma más íntima la vida de los indios norteamericanos. Pero, como decía, la historia ideada por Swolfs tiene un inequívoco regusto a ya saboreado que, unido a la notoria inefectividad de la componente visual termina por convertir a éste proyecto en uno más de tantos que, con el «oeste» de fondo, se han editado sin más al otro lado de los Pirineos.