Ya sea de formas muy evidentes, ya porque su esencia se deje notar más allá de la cuenta, resulta incuestionable que la influencia de Jack Kirby en el mundo del cómic es una constante que sigue determinando hoy, veinte años después de su muerte, el devenir de mucho de lo que se produce al otro lado del charco, ya estemos hablando de cómic de superhéroes o lo hagamos, como es el caso de ‘Battling Boy’, de un tebeo protagonizado por Dioses que bebe, y de qué manera, del manantial inagotable que fue la vasta producción del Rey.
Tanto es así, que acercarse a las soberbias páginas que encontramos aquí es mirar a la afortunada conjunción de dos formas de ver el cómic que a priori deberían haber sido muy diferentes: de una parte, tenemos a un autor clásico que fue inventándose sobre la marcha, y sin ser consciente de ello, los parámetros que regirían el cómic de superhéroes en décadas por venir y que no entendía de influencias del noveno arte puesto que pocas había que pudieran ser tenidas en cuenta. De la otra, un artista actual que fusiona en sus páginas tradición y contemporaneidad, mirando con ojos muy tiernos hacia el país del sol naciente y sirviendo de crisol a referencias de todo tipo que trascienden la viñeta y se acercan a otras muchas formas de cultura popular.
Pero, como decía, por mucho que sea lo que les puede separar, a la luz de lo que leemos en ‘Battling Boy’ es mucho más lo les une a través de esa imaginación febril que ambos, en pasado y presente, plasmaron y plasman respectivamente en la totalidad de los títulos que componen sus tebeografías. Es por ello que el que Paul Pope homenajee de forma nada velada al Rey debería ser motivo de gran regocijo para cualquier aficionado al noveno arte. Un regocijo que se ve aumentado si cabe en estas latitudes cuando la historia que nos narra aquí el autor estadounidense bebe también de otra fuente con nombre y apellidos españoles. Los de David Rubín.
Que el espíritu de la magistral ‘El Héroe’ se encuentra detrás de las páginas de ‘Battling Boy’ podría haber sido considerado una mera elucubración del que esto suscribe sino fuera por ese pequeño detalle que ha terminado convirtiendo al artista gallego en el dibujante que unirá fuerzas junto a Pope para narrarnos la segunda entrega de esta genial historia. Una historia que, como decía antes, viene protagonizada por el hijo de un Dios con un parecido muy sospechoso a cierta tormentosa deidad asgardiana, un chaval que tendrá que pasar su prueba de madurez en una ciudad llamada Arcópolis que acaba de perder a su héroe y que, al igual que su progenitor, guarda no pocas similitudes con ese hijo de Zeus que se encargó de doce duras tareas.
El ecléctico estilo de dibujo de Pope, que aquí opta por una paleta de colores mucho más vibrante y espectacular que los tonos que habíamos podido verle, por ejemplo, en el ‘Batman: Año 100’, se acerca muchísimo a lo que podríamos haber confundido perfectamente con una página de nuestro Rubín, no siendo de extrañar pues que, quedándose al margen en la componente visual de cara a esa continuación que será ‘Aurora West’, el autor haya escogido al brillante artista español como el idóneo encargado de seguir ahondando en las aventuras de Battling Boy y el asombroso universo que crea para la ocasión.
Un universo plagado de monstruos a cada cuál más genial y extraño que, en ese intento plenamente conseguido de trasladar una visión clásica del superhéroe a una época en la que parecería haberse dicho todo acerca de la gente con poderes, no se arredra en plantear miradas hacia otros frentes al margen del citado de los Nuevos Dioses «Kirbyanos», siendo muy evidente los parecidos nada casuales que guardan Haggard West, el héroe de Arcópolis, y Aurora, su hija, con Batman y Robin. Pasados por un tamiz de extrema elocuencia, todos los préstamos de los que Pope echa mano en ‘Battling Boy’ quedan, no ya justificados —que también— sino insertados con precisión en una historia que funciona como un mecanismo de relojería suiza y que, cómo no, deja al lector con la mandíbula a varios centímetros por debajo de su posición natural con un continuará que ya se está antojando demasiado prolongado.
Battling Boy
- Autores: Paul Pope
- Editorial: Random House Mondadori
- Encuadernación: Rústica
- Páginas:202 páginas
- Precio: 14,95 euros
Siempre he estado tentado de pillarlo, pero ¡AY LOS BILLES!
Pues ya estás tardando Adrián 😛