‘Batman: Espiral Interminable’, Smith sabe lo que se hace

Son varias las circunstancias que se aglutinan en este ‘Batman: Espiral Interminable’ para que, de alguna manera o de otra, los aficionados posen sus miradas sobre él. Primero, y más evidente, el personaje principal es Batman, santo y seña de la editorial DC y principal reclamo para el respetable. Segundo, se trata de una secuela, una segunda parte encubierta de aquel ‘Batman: Cacofonía’ que también firmaban los mismos autores que la presente obra. Y hablando de autores, el guionista Kevin Smith es un nombre propio lo suficientemente importante como para que todo el mundo quiera acercarse a esta nueva aventura del Hombre Murciélago.

Lo que ya pudimos disfrutar en la primera toma de contacto del autor con el oscuro héroe, vuelve en esta nueva entrega pero con cierta mejora, puliendo las aristas que nos encontrábamos entonces. Buenos diálogos, gran caracterización de personajes, giros inesperados en el guión y mejores intenciones, todo un cocktail que asegura un disfrute importante en su lectura. La jugada que Smith hizo con Daredevil le salió bastante bien así que, para la ocasión, tira de continuidad y nombres conocidos para el lector.

La premisa de partida no puede ser más interesante, una posible respuesta a una sencilla pregunta: ¿es posible que Bruce Wayne abandoné en algún momento el manto de defensor de Gotham? Difícil cuestión teniendo en cuenta todo lo que acarrea el ser el justiciero del lugar. Para ello, Smith, se saca de la manga un nuevo héroe, Bafomet e introduce una antigua novia del multimillonario playboy, Silver St. Cloud (personaje creado por Steve Englehart y Walt Simonson hace ya algunos años). Todo esto también servirá como excusa para hacer un repaso por todas las personas que han dejado huella en Wayne a lo largo de los años.

Humor, intriga, amor…Una historia que encierra todas estas emociones tiene que ser merecedora de una lectura, algo que el de Nueva Jersey se gana a pulso. Puede que haya relatos más redondos que este pero Smith sabe imprimir un toque especial en sus comics, y este no iba ser menos. Le acompaña su amigo del alma, el malvado vendedor de Comic Book Men, Walter Flanagan, con un estilo inconfundible que no desentona para nada con el guión. Y hasta aquí llegó la colaboración de estos dos compadres, un par de series bastante llamativas e interesantes que, sin ser imprescindibles, nos amenizará una tarde aburrida.
[Grade — 8.00]