‘Aspic. Detectives de lo desconocido’, Holmes afrancesado

Personaje legendario donde los haya que gracias al cine y la televisión —y en menor medida al cómic— podría estar hoy más en vigor que nunca, la sombra de Sherlock Holmes es la que de forma más ostensible sobrevuela las páginas de este ‘Aspic. Detectives de lo desconocido’ un tebeo que, como bien indica el título, viene protagonizado por detectives parisinos coetáneos con el más celebre inquilino del 221 de Baker Street. A partir de esa premisa inicial, y añadiendo al corpus de lo escrito por Sir Arthur Conan Doyle allá por finales del s.XIX tintes fantásticos y sobrenaturales, la aventura redactada por Thierry Gloris y bellisimamente ilustrada por Jacques Lamontagne se termina posicionado como una de las lecturas más vivarachas y entretenidas de los últimos meses.

Con la ligereza como norma —una ligereza muy bien entendida que se traduce en un ritmo soberbio— el relato enhebrado por Gloris se establece en dos frentes: de una parte tenemos a Auguste Dupin, un veterano investigador de la ciudad de la luz al que se le encargará averiguar el paradero de una medium que ha desaparecido en circunstancias bastante misteriosas; de la otra, a Flora Vernet, aprendiz de aquél que, arrojada y mujer adelantada a su tiempo, no duda ni un sólo momento cuando se le presenta la oportunidad de hacerse con un caso aparentemente sin relevancia, encontrar el reloj de bolsillo de un caballero algo libidinoso y amante de la noche parisina que oculta un secreto sorprendente.

La perfecta alternancia de ambas vertientes del álbum y, como decía, el espléndido ritmo y capacidad para la sorpresa que imprime Gloris a la lectura —impidiendo, por ejemplo, que el lector pueda anticiparse a los acontecimientos que van sucediéndose— se suma, cómo no, a unas páginas que dejan boquiabiertos desde la sóla contemplación de la excelente portada que engalana el volumen. Una portada que, no obstante, no nos termina de preparar para lo que vamos a encontrar en el interior: quizás algo hieráticas en algunos instantes —un defecto que el dibujante tiende a pulir poco a poco— las planchas de Lamontagne son, sin lugar a dudas, la apuesta más potente de ‘Aspic. Detectives de lo desconocido’, ya estemos hablando de lo maravilloso de la concreción de los personajes —atención especial merece la expresividad que el dibujante consigue exprimir a sus lápices— de unos fondos trabajados de forma concienzuda o, por supuesto, del espectacular tratamiento del color; valores todos que sumados a esa tendencia a recordar a las obras de Doyle, conforman una lectura especialmente dedicada a los amantes de la aventura y el misterio…de la buena aventura y el mejor misterio, cabría apuntillar.