Desde que DC se reinventara —es un decir— hace cuatro años y decidiera deprenderse de un plumazo del lastre de décadas de continuidad para, como siempre, atraer a nuevas generaciones de lectores y blah, blah, blah…no han sido muchas las series del universo de la Distinguida Competencia a las que servidor ha mirado con ojos tiernos. De hecho, hoy por hoy, después de casi cincuenta números y de que, obviamente, todas y cada una de ellas cuenten con el mismo problema que «las nuevas 52» estaban llamadas a «solucionar», son pocas, muy pocas, las que sigo mes a mes y muchas las que, por motivos diversos se han terminado quedando por el camino. De esos motivos, entre los que cabría citar el aburrimiento, el cansancio de estar acudiendo de nuevo a lo mismo de siempre o lo poco que parece que pueda ya decirse sobre personajes de los que ya se ha dicho (casi) todo, acaso el principal sea el baile de equipos creativos a los que ya nos tienen acostumbradas las series yanquis…al menos las series de DC y Marvel, porque ahí están los ejemplos a puñados de Image en los que un mismo guionista y dibujante llevan a sus espaldas más de una década dando el callo mes a mes sin falta.
Como decía, y antes de que comience a divagar acerca de las virtudes mil de las series Image, el cambiar de guionista o, sobre todo, de dibujante, es un agravio al que por mucho que los lectores de cómic USA estemos más que acostumbrados, siempre toca las narices cuando llega. Tanto, que en lo que a ‘Aquaman’ se refiere, la retirada de Ivan Reis primero y de Geoff Johns después terminó provocando mi radical abandono de una cabecera que había seguido de forma impenitente desde su aparición. A fin de cuentas, el trabajo de artesanía que uno de los tres mejores guionistas con los que cuenta DC en la actualidad realizaba con el heredero del imperio atlante, situándolo en las primeras páginas del número uno como una figura que despertaba claras antipatías de los habitantes del Universo DC, lograba hacer atractivo a un personaje por el que nunca había sentido ningún tipo de interés. Un interés que, en manos de Johns iba en aumento número tras número —como ya pudimos ver allá por mediados de año en el repaso que dimos al primer volumen de la colección— y que, llegados a los seis ejemplares que conforman ‘Los otros’, casi alcanzaba el nivel máximo de atención que se mantendría, incólume, hasta la marcha del escritor en el 26 de una colección que desde entonces está de «capa caída».
En este ‘Los otros’, Johns se saca de la chistera uno de esos trucos de prestidigitador que tan bien le siguen funcionando en la actualidad «decera» —si sois de los que siguen las aventuras de la ‘Liga de la Justicia’, preparáos para lo que se os viene encima con ‘La guerra de Darkseid’— y mira hacia el pasado de Arthur en un momento en que éste pertenecía a un grupo de héroes de lo más variopinto. Un grupo que ahora será perseguido por el que probablemente sea el villano más característico de ‘Aquaman’ —Black Manta— y que necesitará de nuevo la ayuda del rubiales para acabar con la amenaza de tan letal enemigo. Embellecido todo ello por el trabajo de un Ivan Reis que firma aquí algunas de las mejores páginas que le hemos visto desde que comenzara su andadura profesional, hemos de terminar con una nota esperanzadora para aquellos que nos quedamos a medias con la marcha de ambos artistas ya que, según parece, tanto Johns como Reis volverán a la serie para dar cierre a lo que plantearon durante su estancia.
De cambios de equipos creativos también sabe, y mucho, la amazona por excelencia del noveno arte. Wonder Woman ha pasado por incontables manos, pero pocas tan efectivas como en las que DC confió para relanzar el personaje en 2011 —vamos, que así, a vuelapluma, sólo apuntaría a la etapa de George Pérez como una capaz de hacerle sombra a la que aquí tratamos. A priori, Brian Azarello no parecía el guionista más adecuado para hacerse cargo de un personaje de fuertes raíces mitológicas que si atendíamos a lo más granado de su recorrido —’100 Balas’, por si alguien tiene alguna duda— se situaba casi en el extremo opuesto del espectro. Pero a aquellos que nos mostrábamos escépticos ante la decisión de los capitostes de la editorial de colocarlo al frente de la serie, el guionista nos tapaba la boca con una autoridad asombrosa con las espléndidas páginas del primer número de la colección.
Situando a Diana en Londres, y reinventando de forma espectacular la iconografía mitológica que la rodea, no resulta complicado rastrear las claras influencias de los tonos noir de ‘100 balas’ en el relato de intrigas y traiciones que llevará a la princesa de Themyscira una guerra contra parte del panteón de dioses griegos cuando Zeus desaparezca en misteriosas circunstancias dejando libre el trono del Olimpo. Llevando la acción de acá para allá en un ritmo que no para y que nunca cesa en su capacidad de sorprender, el punto fuerte de esta «nueva» Wonder Woman sigue siendo, como suele pasar en todos los cómics del estadounidense, la descripción de los personajes y, por supuesto, esos diálogos afilados y cortantes que, puestos en boca de dioses, semidioses y otros seres de leyenda, genera un matiz tremendamente atractivo al que resulta de todo punto imposible resistirse.
Y si hablamos de caer rendidos ante algo en la serie, es obvio que tenemos que hablar de Cliff Chiang y de la suma elegancia que tanto su trazo como su narrativa suman para convertir a ‘Wonder Woman’ en el más que notable producto que termina siendo. Alternado aquí con los muy efectivos Tony Akins y Kano, el trabajo de Chiang es sencillamente espectacular, y espectacularmente sencillo, si me permitís el juego de palabras: aunque en ocasiones se note que Chiang es de esos artistas a los que les hace flaco favor el ritmo de publicación mensual, y alguna expresión o escorzo puntual sea demasiado forzado, en términos generales estamos hablando de unas páginas impecables que, ante todo, sirven a la perfección al tono crispado y «en el filo» con el que Azzarello trata todo el conjunto. Un conjunto que, al contrario que ‘Aquaman’, se queda completamente cerrado y que, también en contraposición a la citada serie, ha encontrado en el matrimonio Finch un más que digno heredero que, al menos hasta ahora, sabe mantener el tipo y consigue atrapar el interés de un mes para otro. Y eso, queridos lectores, es mucho más de lo que el 90% de las series de DC es capaz de afirmar.
Aquaman. Los Otros y Wonder Woman. Agallas
- Autores: Geoff Johns, Brian Azzarello, Ivan Reis, Cliff Chiang et al.
- Editorial: ECC
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 160 y 144 páginas
- Precio: 16,10 euros en y 15,16 euros en