‘Amores extraños’, relatos diversos

Aunque tan sólo fuera por la mitad más conocida en este mundillo, ‘Amores extraños’ ya sería un volumen al que incontables aficionados deberían acercarse. No en vano, venir firmado por el dibujante de ‘From Hell’ tendría que ser suficiente aliciente para asomarse a esta colección de relatos que, adornados de muy diversas formas por el trazo del británico, nacen de la pluma de su actual esposa, la escritora estadounidense Audrey Niffernegger, responsable entre otras de ‘La mujer del viajero en el tiempo’, novela que sirvió de base a la adaptación que firmó Bruce Joel Rubin, dirigió Robert Schwentke y protagonizaron Eric Bana y Rachel McAdams en 2009: literato pues de cierto predicamento al otro lado del charco, los textos de Niffernegger y los dibujos de Campbell nos ofrecen un rosario de relatos que, sin girar siempre necesariamente alrededor del amor, sí que responden con claridad a una variedad de lo más ecléctica.

Así, tan pronto podemos acudir a una suerte de revisitación de ‘Alicia a través del espejo’ como a una historia con hadas de por medio que parecería salida de la pluma de Neil Gaiman, pasando por una iglesia basada en la religión de las historietas; cómo un padre y una hija desentierran un gato en el jardín y lo que ello les lleva a reflexionar a cada uno, o la extraña historia de un hombre sencillo que tiene ángeles en su buhardilla. Y estas son sólo algunas de las trece que contiene el volumen publicado por Astiberri; un volumen que hace gala de una imaginación tremenda, de un sentido del humor siempre caústico y de una forma de plasmar los sentimientos y las reflexiones de sus personajes que no está exenta de cierta ¿magia?.

Decíamos al comienzo que el trabajo de Campbell es de lo más variopinto por cuanto el dibujante no se limita a traducir a viñetas las ideas plasmadas en forma de guión de su esposa, sino que en más de una ocasión ciñe su actuación a un puñado de ilustraciones sueltas o, incluso, a lo que podría venirse en llamar la portada de los relatos de prosa que nutren este curioso volumen. El resultado de la extrema variedad de la que Campbell hace gala es una lectura dicharachera que nunca da indicios de cansancio. Bien es cierto que esto cabría atribuirlo a su propia idiosincrasia —todo lo que aquí se ha recogido apareció previamente de manera individual, a veces en forma de texto, a veces en la manera que aquí las encontramos, en diversos formatos— pero tenerlos aquí reunidos y contemplar la espléndida sinergia que se crea entre ellos y el estupendo maridaje que conforman todos, es una muestra inequívoca del enorme talento de dos nombres de los que esperamos volver a saber algo, a ser posible juntos, claro.