‘Ambulancia 13. La cruz de sangre’, relatos de «la Grande»

‘Las siete vidas del Gavilán’. ‘Pluma al viento’. Si se es lector de cómic europeo, la sola cita de ambos títulos son suficientes para traer a la memoria dos de las mejores lecturas históricas que el tebeo francobelga ha producido en el último siglo. Y si mucha responsabilidad de tan sobresaliente carácter habría de ser atribuida a André Juillard por unas planchas asombrosas; aún más debería recaer sobre los hombros de Patrick Cothias, el guionista que ideó toda la saga de Ariane de Troil y que, sólo por ella, entró por derecho en el Olimpo de los autores francofonos. Es por éste y no otro motivo que, como suele pasar, las expectativas para con ‘Ambulancia 13. La cruz de sangre’ eran, como poco, elevadas. Y ya se sabe que a mayores expectativas, más intensa suele ser la decepción.

Afortunadamente, Cothias no defrauda y las andanzas de Louis-Charles Boutelop, un joven médico durante la Primera Guerra Mundial, son todo lo que se podía esperar de ellas, y las 96 páginas del álbum editado por Yermo dan cabida desde un fiel reflejo de los horrores de la contienda bélica a un preciso análisis por parte del guionista de la camaradería de las trincheras, de lo indómito e ingobernable del espíritu humano y de lo absurdo de una guerra (¿acaso no lo son todas?) que, más allá de asesinar a miles de jóvenes dispuestos a defender su patria, sirvió para muy poco.

De hecho, de entre lo mucho que cabría ser señalado en el transcurso de la acción que Cothias idea para los dos álbumes aquí recopilados, me gustaría centrarme en una «escena» en particular que sirve al escritor para dibujar de manera elocuente el sinsentido de cualquier enfrentamiento armado. Dicha secuencia no es otra que el intento de rescate de varios heridos en tierra de nadie por parte del equipo de Boutelop y el encuentro con unas fuerzas enemigas cuyo comandante no está dispuesto a dejarse llevar por la violencia que envuelve a la situación. Como decía, las páginas en las que se desarrolla dicha acción son las que mejor reflejan el tipo de discurso que el escritor enhebra en ‘Ambulancia 13’, un discurso que, por manido, no deja de resultar tremendamente efectivo y que, en los hábiles lápices de Alain Mounier (de claras reminiscencias a Juillard), encuentra el sólido apoyo para llegar al lector con toda su potencia. Esperamos ansiosos la segunda entrega de tan espléndida serie.