A lo largo de los años, Aquaman se ha convertido en el principal hazmerreír del Universo DC. Todo el mundo se burla de él, ya sea por su uniforme de reinona, sus ademanes de señorito atlante y colérico, o sus jocosos poderes, que le permiten comunicarse telepáticamente con truchas, atunes y salmonetes. Motivos no faltan, la verdad, aunque siempre me he preguntado por qué los lectores la tomamos tanto con él, y no con otros personajes que a priori también nos deberían resultar ridículos. Piensa si no en Green Lantern, que va cargando de un sitio a otro con un botijo luminoso que le da poderes, o en alguna de las flechas absurdas que dispara Green Arrow. Pero no, todos se meten con el pobre Aquaman, hasta el punto de que incluso Geoff Johns tuvo que salir en su defensa con la miniserie ‘La fosa’, en donde nuestro amigo Arthur tiene que soportar toda clase de bromas y pitorreos sobre su persona, al tiempo que trata de demostrar su valía conteniendo el ataque de unas criaturas submarinas. Como casi todos los tebeos que salen de la pluma de Johns, ‘La fosa’ resulta bastante entretenida, pero tras leerla no me quedó la sensación de que Aquaman consiguiera quitarse de encima el sambenito de “perdedor”.
Decidido a comprobar si de verdad estamos siendo injustos con el pobre Aquaman, y puesto que no puede decirse que sea un seguidor demasiado fiel de sus peripecias, decidí asomarme a las páginas de este ‘Especial More Fun Comics: 75 años de Aquaman’ para ver si encontraba algún atisbo de genialidad en las historias que recopila. La primera de ellas, como es habitual en esta cabecera conmemorativa, está reservada a la primera aparición del personaje. Aquaman debutó en el número 73 de la revista ‘Fun Comics’, el mismo en el que vio la luz Green Arrow, y durante su primera aventura se enfrentó a un puñado de nazis. Como muchas de aquellas historias rescatadas de la Edad de Oro, resulta simpática por su ingenuidad y por su aroma nostálgico. Pero no es aquí donde podré determinar si Aquaman es un personaje infravalorado o no, así que sigo pasando páginas y me topo con una historia titulada “Las bestias marinas del 1000000000 A.C.”. Con Jacob Miller a las labores de escritura y Nick Cardy a los lápices, el resultado es bastante potable, aunque termina aburriendo un poco en el último tramo.
A continuación, llega el turno de “Destino oscuro, sueños mortales”, coprotagonizada por Aqualad. Pese a que la firme un tándem de lujo formado por David Michelinie y Jim Aparo, lo único que saco en claro de esta historia es que Aquaman se comporta como un cretino con Aqualad. Y esa sensación se repite apenas unas páginas después, en “Tocando fondo”, cuando Arthur se ha convertido en un ermitaño barbudo y misántropo que se pasa todo el día farfullando con el gesto torcido. Hay que decir que esta historia se publicó a mediados de los 90, cuando esa era la pose imperante entre los superhéroes de la época. Peter David escribe el guion con su chispa habitual, dotándole de un poco más de seriedad al personaje, e incluso se marca el órdago de hacerle perder la mano izquierda… pero nada, ni por esas. Aquaman sigue cayéndome gordo, y no ayuda mucho que el dibujo de Martin Egeland y Kirk Jarvinen represente todo lo peor de aquella década a nivel estético.
Llegados a este punto del volumen, solo queda una historia por delante. La más larga de todas, una aventura dividida en seis episodios titulada «La marea americana». Vas pasando páginas y… sí, parece que la cosa funciona. La trama que desarrolla Will Pfeifer comienza con el hundimiento de la ciudad de San Diego al completo, y cuando crees que no ha habido supervivientes, de pronto empiezan a llegar personas a la superficie… aunque algo ha cambiado en ellas. Y en cuanto al dibujo de Patrick Gleason, no siempre es tan refinado como debería, pero funciona, y nos deja algunas secuencias de acción bastante chulas. Súmale unos cliffhangers morrocotudos al final de cada entrega y, voilà!, al fin tenemos entre manos una historia de Aquaman que resulta divertida y emocionante, sin necesidad de tener grandes pretensiones. Pero debo decir que es la excepción. Normalmente, la valía de un personaje depende tremendamente de los autores que se ocupen de él, pero Aquaman es un hueso duro de roer. En estas páginas pasa por las manos de gente tan memorable como David Michelinie, Jim Aparo, Peter David, Mort Weisinger… pero, a pesar de todo, no brilla. La última historia me permitió cerrar este tomo con una sonrisa, pero debo reconocer que, al menos de momento, no veo razones para dejar de carcajearnos de Aquaman a mandíbula batiente.
Especial More Fun Comics (1941-2016): 75 años de Aquaman
- Autores: VV.AA.
- Editorial: ECC Ediciones
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 264
- Precio: 26 euros