'1236: Córdoba', páginas de historia

No resulta sencillo introducir una reseña de un tebeo histórico cuando ya has hecho tantas reseñas de tebeos históricos. Es más, cabría precisar que no resulta sencillo introducir una reseña de un tebeo histórico publicado por Cascaborra Ediciones cuando ya has escrito un buen puñado de reseñas de álbumes salidos de esta editorial que dedica todos sus desvelos a, precisamente, como ya hemos comentado en numerosas ocasiones, el tebeo histórico. Y no, ahora no es cuando doy un giro inesperado y afirmo que no resulta sencillo pero que con ‘1236: Córdoba‘ el paradigma cambia, porque no es así. Sigue exactamente igual. De hecho, sin desmerecer, ni muchísimo menos, lo que Iván Luna Pineda y Rafael Jiménez Sánchez hacen en estas 64 páginas, la primera reflexión que acude a nuestro pensamiento al pensar, no ya en este título en particular sino en el recorrido de Cascaborra es que, aún sin contar con una fórmula que seguir al pie de la letra que englobe a la totalidad de sus productos —más allá de que son todos cómics que revisan un episodio concreto del pasado de nuestro país— la sensación de encasillamiento de sus lecturas es considerable. Porque uno puede aproximarse a ellas bajo dos prismas: el del aficionado a la historia que quiere conocer más sobre la Guerra de Cuba, los últimos de Filipinas o, como es el caso de hoy, la reconquista de Córdoba; o el aficionado al cómic que, amparado por la excusa de ser amante de la viñeta, se asome, curioso a estas y otras de las cientos de páginas que la compañía ha parido hasta el momento.

El primero es probable que siempre quede satisfecho con lo que lee, más que nada porque todos los álbumes —y ‘1236: Córdoba’ no es una excepción— están espectacularmente documentados y dejan la clara sensación de que las libertades que se toman los guionistas siempre se ciñen a los rincones en los que hay que, necesariamente, ficcionar, para poder construir un relato…que no un documental. Donde servidor tiene sus problemas es con la identificación personal que hago con el segundo y el cansancio que, después de haber dado cuenta a lo largo del último año y pico, no de todos, pero sí de muchos de los títulos puestos en circulación por Cascaborra, acuso con respecto a las limitaciones que he observado en la mayoría en lo que respecta a lo formulaico de sus narrativas y al limitado riesgo en el que los autores incurren, no sabemos si marcados por una férrea política editorial o por decisión propia, a la hora de construir sus lecturas.

Quedan así caracterizados los álbumes de Cascaborra por estructuras narrativas que no se dan a juegos que rompan el constreñimiento de las viñetas por más que, en muchas ocasiones —y aquí pasa—, por la épica de lo que se nos está trasladando, hubieran pedido a gritos páginas completas, páginas dobles o liberarse de las ataduras de la retícula. ‘1236: Córdoba’ entra, como decimos, en este saco, y es una lástima que así sea porque os podemos asegurar que el dibujo de Rafael Jiménez es, probablemente, el mejor de cuantos hemos encontrado en un título de una editorial que, por el momento, vamos a dejar de lado esperando que, en un futuro, podamos encontrar en sus productos algo que se salga de la tónica reinante que hemos venido observando en la totalidad de sus publicaciones.