Había ganas de que regresara el Doctor. La séptima temporada se ha hecho de rogar, y el primer capítulo, ‘Asylum of the Daleks’, prometía ya en el título ser brutal. Y Moffat en persona haciéndose cargo del guión. Nada podía salir mal, ¿verdad? Pues sí, tanto tiempo esperando y el genio se despista con los efectos especiales y se olvida de la consistencia.
Porque si desconectas el cerebro puedes disfrutar del capítulo, y mucho. Los Pond y el Doctor, ahí, rodeados de miles y miles de daleks. Esos de los que sólo quedan unos pocos. Esos que renacieron de múltiples colores y de los que nunca más se supo. Todos. Y momentos de tensión, destrucción, carreras… espectáculo puro. Pero luego enciendes el cerebro y nada cuadra.