Con la reciente publicación en nuestro país del tomo 16 de ‘Bakuman’ encaramos la recta final de esta recomendable obra de Tsugumi Ohba y Takeshi Obata. Es, por tanto, un buen momento para hacer balance de lo mejor y lo peor que hemos podido encontrar hasta ahora entre sus páginas, con el objetivo, sobre todo, de picaros el gusanillo a quienes no la hayáis leído aún; o a quienes, por alguna razón, hayáis terminado por dejarla a medias.
El guión, los personajes y el retrato de los entresijos de la industria del manga son algunos de los puntos fuertes de ‘Bakuman’, y de algunos hablaré un poco más adelante. Pero si tuviera que quedarme con lo que más me ha sorprendido de esta larga andadura comiquera, sería sin duda con el dinamismo de su dibujo. Ya con ‘Death Note’, la anterior obra del tándem, Obata demostró ser uno de los mejores dibujantes del país nipón, pero aquí se ha superado con creces. Con un manga de batallas, el dibujante lo tiene fácil para lucirse con peleas épicas y toneladas de acción, pero en el caso de ‘Bakuman’, no es nada fácil conseguir que cada página, cada viñeta, parezca explotarte en plena cara.
Nuna habría creído posible que ver a un personaje dibujando una página, o a varios manteniendo una conversación, podría resultar un espectáculo tan enérgico, tan vivaz, y a cada nueva entrega de la serie no solo ves que es posible, sino que siempre hay margen para que el dinamismo sea todavía mayor. Además, ‘Bakuman’ cuenta con algunas de las mejores portadillas que he visto en mucho tiempo.