Si hablamos de un musculoso personaje de piel verde que reparte ostiones como panes, y no nos referimos ni a Hulk ni a Bud Spencer tras un baño de rayos gamma, no puede tratarse de otro que Savage Dragon. La criatura parida por Erik Larsen lleva al pie del cañón desde los inicios de la factoría Image, con un total de 152 números hasta la fecha en los que su autor, cosa rara en EE.UU., se ha hecho cargo siempre de todo el proceso creativo.
La editorial Aleta, en colaboración con Dolmen, ha decidido recuperar la colección completa del personaje, comenzando por un primer volumen que llegó a las estanterías hará cosa de un par de meses. La edición sigue el modelo de la original americana, aunque con menor número de páginas por tomo. En esta ocasión, las trescientas y pico que contiene recogen la miniserie de tres números con la que Savage Dragon se dio a conocer, y los ocho primeros números de la serie regular.
La principal peculiaridad de esta edición es que está presentada en blanco y negro, decisión respaldada por el propio Larsen que suaviza el impacto sobre nuestros bolsillos, pero que lógicamente afecta al resultado final. A mí personalmente no me disgusta en sí el hecho de que se haya suprimido el color, pero creo que hasta que no avance un poco la colección con la correspondiente evolución del dibujo de Larsen, no le hará mucho favor a la obra. Y es que en estos primeros números, la ausencia de color hace que el dibujo resulte confuso en más de una ocasión, especialmente en las escenas de lucha. Por aquel entonces, Larsen cultivaba ese estilo de dibujo noventero caracterizado por anatomías imposibles, perspectivas forzadas y multitud de rayitas innecesarias, al que el blanco y negro no le sienta demasiado bien. Conforme Larsen vaya cambiando ese estilo, creo que la lectura se irá haciendo más clara.